26 septiembre 2013

Grandes esperanzas

Philip Pirrip, Pip, es un niño huérfano que vive con su hermana y el marido de ésta, Joe el herrero, en los marjales de Kent. Un día, se topa con un preso fugado, que lo asusta y amenaza para que le brinde su ayuda.

Pocos años después, Pip es llamado a Satis House, la mansión de la excéntrica señorita Havisham, para que juegue en su presencia, a cambio de cierta recompensa económica. Y es allí donde conoce a Estella, una niña que lo trata con frialdad y le dedica gestos crueles. Pero de quien, sin embargo, Pip se enamora. Y es ese sentimiento el que lo lleva a  anhelar profundamente el sueño utópico de convertirse en un caballero para estar a la altura de la joven.

“Love her, love her, love her! If she favours you, love her. If she wounds you, love her. If she tears your heart to pieces – and as it gets older and stronger, it will tear deeper – love her, love her, love her!” 

Con el tiempo, la caprichosa señorita Havisham… Un momento, detengámonos aquí. Como cualquier obra de Charles Dickens, el argumento de esta novela no puede relatarse en unas líneas sin destruir la magia de ir descubriéndolo a través de cientos de páginas. Solo apuntar que, como en casi todos sus libros, transcurren grandes períodos de tiempo —desde 1812 a 1840, concretamente— y los personajes crecen, haciendo que la historia evolucione por senderos insospechados.

“Suffering has been stronger than all other teaching, and has taught me to understand what your heart used to be. I have been bent and broken, but - I hope - into a better shape.” 

Quizás, sea debido a la manera en que eran publicadas, tanto las novelas de Dickens como las de muchos otros autores de la época victoriana. En el caso de Great Expectations, en concreto, se publicó periódicamente desde finales de 1860 a mediados de 1861 en All the Year Round, una revista perteneciente al propio Dickens.
 
Portada de la primera edición

Allí, y de forma semanal, aparecían un par de capítulos que los lectores seguían ávidamente para ir conociendo los avatares de los diferentes personajes. Por eso, se puede apreciar claramente a lo largo de la historia cómo la tensión se mantiene. Los giros son muchos, los hilos son múltiples y van entretejiéndose poco a poco, porque no existe premura ninguna por acabar el relato, sino que se dan detalles descriptivos y surgen personajes y personajes, e incluso algunos desaparecen para volver a escena inesperadamente tras cientos de páginas.

“No varnish can hide the grain of the wood; and that the more varnish you put on, the more the grain will express itself.”  

Además, el caso de Pip es similar al de las historias de Oliver Twist o DavidCopperfield —también obras del autor inglés—, no sólo por la orfandad del protagonista o por la tremenda crítica social tan característica de Dickens, sino que, literariamente hablando, Grandes esperanzas muestra un claro ejemplo de Bildungsroman o novela de iniciación. Es decir, el lector presencia cómo el personaje se desarrolla desde la infancia hasta su madurez, en un viaje no geográfico, sino interior.

Cartel de Grandes esperanzas (Newel,2012)

Y, como no podía ser de otra manera, está la historia de amor, la peculiar historia de amor que vive Pip por Estella, motor y motivo de fondo de más cosas de las que se puedan revelar aquí.

“The unqualified truth is, that when I loved Estella with the love of a man, I loved her simply because I found her irresistible. Once for all; I knew to my sorrow, often and often, if not always, that I loved her against reason, against promise, against peace, against hope, against happiness, against all discouragement that could be. Once for all; I love her none the less because I knew it, and it had no more influence in restraining me, than if I had devoutly believed her to be human perfection.” 

Por eso, la recomendación de esta lectura y el posterior visionado de algunas de sus múltiples adaptaciones —unas más libres que otras—, ya que esta obra cuenta con más de 250 versiones cinematográficas y teatrales. Las más populares quizás sean Cadenas rotas (Lean, 1946) con Alec Guiness, John Mills y Jean Simmons; la reciente producción de BBC Films (Newell, 2012) con Ralph Finnes, Helena Bonham-Carter y Jeremy Irvine o la versión hollywoodiense (Cuarón, 1998) con Ethan Hawke, Gwyneth Paltrow, Robert De Niro y Anne Bancroft.

“You are in every line I have ever read.” 

Y hasta aquí esta primera incursión en el mundo de los clásicos que, desde ahora, tendrá un hueco en este espacio, a lo largo de los meses, para darles a este tipo de obras su merecido reconocimiento. Porque con ellas, además de disfrutar mucho, podemos aprender a apreciar también las novedades que nos vamos encontrando en nuestras librerías.

La inolvidable Anne Bancroft en la adaptación de Cuarón

Seguid leyendo.

@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com