17 octubre 2013

En qué orden aplicamos los cosméticos I

¡Hola, bellezas! ¿Qué tal?

Seguimos dando nuestros primeros pasos en el apasionante mundo del make up. Y en esta segunda entrega de Maquillaje para Dummies, hablaremos del orden de aplicación de los diferentes productos cosméticos a la hora de maquillarnos.


Seguramente, si sois principiantes y os estáis iniciando en este colorido mundillo del maquillaje, en más de una ocasión os habrán asaltado dudas del tipo: ahora qué va, ¿la sombra de ojos o el colorete? ¿Se aplica antes el contorno o los polvos sueltos? ¿Da igual? ¿El orden de los factores no altera el producto…?

Tranquilidad. Esto es normal. Cuando yo empezaba a maquillarme, también me hacía estas preguntas, y la verdad es que al principio iba más perdida que Kiko Rivera en Oxford.

Y es que, realmente hay tantos productos que es fácil hacerse un poco de lío. Pero no os preocupéis, que vamos a ver paso a paso el orden de aplicación de los distintos cosméticos, además de explicar algunos aspectos de cada uno.

Y para que la entrada no resulte demasiado larga, la dividiremos en dos partes. Hoy, la primera entrega.

Ante todo, decir que el orden en que aplicamos los cosméticos es importante y sí altera el producto o resultado final. Imaginemos una receta de cocina. Para preparar un plato hay una serie de pasos que hay que seguir, y es importante no saltárselos o alterar el orden de los mismos, ¿verdad? Pues con el maquillaje ocurre exactamente igual. Cada ingrediente, cada cosmético, tiene su momento y su importancia.

Bien, antes que nada, antes de empezar a maquillarnos, debemos tener la piel del rostro limpia, tonificada e hidratada (usando un gel limpiador o simplemente agua y jabón, tónico facial y crema hidratante. Esta última, a ser posible con factor de protección solar, como ya vimos en la primer entrega).

Una vez ya tenemos nuestra piel limpia y preparada, como un perfecto lienzo en blanco, empezamos a aplicar los productos en el siguiente orden:

1. PREBASE de maquillaje o primer. Este cosmético es opcional, aunque bastante recomendable. Las prebases alisan la piel y la dejan muy suave y tersa; además, minimizan los poros, disimulan las líneas de expresión y dan un aspecto saludable al rostro. Y muy importante, preparan la piel para la base y ayudan a fijarla para que ésta nos aguante muchas más horas. Se aplica con las yemas de los dedos, como una crema, por todo el rostro. No tiene más misterio

Una prebase que a mí personalmente me gusta mucho es ésta de Sephora: Smoothing Primer.
Smoothing Primer de Sephora

2. CORRECTORES. Hay varios, en múltiples texturas y diferentes colores, según sean para iluminar la zona de la ojera, disimular granitos, rojeces, manchas, etc... El más común es el corrector de color carne, aunque también los habréis visto en color verde, en morado, en amarillo, etc.


Los correctores se pueden aplicar con la yema del dedo, dando toquecitos, o con un pequeño pincel de lengua de gato específico para este tipo de cosmético. Algunos vienen ya con su propio aplicador, como éste de KIKO:

Corrector de KIKO
 Una vez puesto, hay que difuminar bien el corrector. Ah, y no cometáis el error de Eva Longoria y que se os quede el llamado “efecto mapache”:

Eva Longoria con look mapache

3. BASE de maquillaje fluida, en crema o en mousse. Bueno, sobre las bases se ha escrito tanto, y hay tanto que contar, que hoy seré breve. Ya me extenderé con este tema en otra entrada, porque lo merece.


Bases hay miles y miles. Y cada dos por tres, las firmas cosméticas sacan más y más variedades. Sin duda, la base de maquillaje es el producto sobre el cual se sustenta el resto del look (no en vano se llama BASE).

Bases de maquillaje
A menudo, es difícil encontrar la base perfecta para cada una de nosotras. Hay que probar y probar hasta conseguir la textura, cobertura, tonalidad y acabado perfecto para cada una.

Para textura, yo, personalmente, prefiero la fluida a la mousse. Sobre la tonalidad, me decanto por tonos más rosados que no los cetrinos o anaranjados. La cobertura me gusta que sea media: ni una simple hidratante con color que apenas disimula imperfecciones, ni esas bases tan cubrientes que parece que lleves puesta una capa de cemento armado.

Sobre el acabado, me gusta que sea jugoso, lustroso sin resultar grasiento; pero no mate. Las bases excesivamente mates quedan, para mi gusto, artificiales y planas, y además resaltan las líneas de expresión. El horror, vamos.

La base de maquillaje se debe aplicar siempre con brocha (o en su defecto, esponjita). Ya explicaré cómo en otra entrada.
Así que, de ahora en adelante, olvidaos de untaros la base con las manos como una crema normal y empezad a utilizar las brochas. 

Y muy importante: se aplica desde la parte central del rostro (zona de la nariz y pómulos), hacia el exterior y en movimientos circulares. Hay que difuminarla muy bien para que el color de la base se funda a la perfección con nuestro tono de piel, y evitar así el antiestético “corte” entre el rostro y el cuello: lo que se llama “efecto máscara”.


4. POLVOS, sueltos o compactos. Como he dicho antes, no me gustan las bases de acabado mate. Y es que creo que, para dar ese acabado sin brillos pero saludable y lustroso, están precisamente los polvos.

Este producto sirve para sellar la base de maquillaje, así como para absorber en buena medida los brillos del rostro (sobre todo en la zona T) y matificar sin resecar ni dar aspecto acartonado. Se aplican con brocha o borla.

Para mí, los mejores polvos del mundo mundial son los sueltos de NARS:

Polvos sueltos de Nars

Son una verdadera pasada. Cierto es que no son baratos (como cualquier otro producto de esta marca), pero la calidad que tienen es increíble y también la cantidad (35 gr.). Yo no he probado otros que los superen, y creedme que he probado muchos.

Pero vamos, esto es una valoración muy personal. Existen en el mercado infinidad de polvos, tanto sueltos como compactos, que os pueden hacer un gran papel. Yo nunca os voy a decir qué marcas debéis comprar. El tema de los cosméticos es algo muy personal.

Como mucho os puedo aconsejar o desaconsejar algún producto. Y si encuentro una buena versión low-cost de un producto determinado, no tengáis duda de que os lo diré.

Por cierto, los polvos pueden ser de color o translúcidos (blancos). Estos últimos no aportan color, sólo matifican la piel y absorben brillos. Los de color, en cambio, sí dan un cierto tono y podrían servir incluso como bronceador.

Una vez tenemos ya el rostro maquillado con la base, el corrector y los polvos, al fin llega el momento de dar color. Ojos, labios y mejillas. ¡La parte que más me gusta!

Pero eso... lo veremos la semana que viene.



Hasta entonces, ¡feliz semana! 

@mireiuski
mhm.devicio@gmail.com

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