¡Hola, bellezas! ¿Qué tal?
Seguimos dando nuestros
primeros pasos en el apasionante mundo del make up. Y en esta segunda
entrega de Maquillaje para Dummies, hablaremos del orden de aplicación
de los diferentes productos cosméticos a la hora de maquillarnos.
Seguramente, si sois
principiantes y os estáis iniciando en este colorido mundillo del maquillaje,
en más de una ocasión os habrán asaltado dudas del tipo: ahora qué va, ¿la
sombra de ojos o el colorete? ¿Se aplica antes el contorno o los polvos
sueltos? ¿Da igual? ¿El orden de los factores no altera el producto…?
Tranquilidad. Esto es
normal. Cuando yo empezaba a maquillarme, también me hacía estas preguntas, y
la verdad es que al principio iba más
perdida que Kiko Rivera en Oxford.
Y es que, realmente hay
tantos productos que es fácil hacerse un poco de lío. Pero no os preocupéis,
que vamos a ver paso a paso el orden de aplicación de los distintos cosméticos,
además de explicar algunos aspectos de cada uno.
Y para que la entrada no
resulte demasiado larga, la dividiremos en dos partes. Hoy, la primera entrega.
Ante todo, decir que el
orden en que aplicamos los cosméticos es importante y sí altera el producto o
resultado final. Imaginemos una receta de cocina. Para preparar un plato hay
una serie de pasos que hay que seguir, y es importante no saltárselos o alterar
el orden de los mismos, ¿verdad? Pues con el maquillaje ocurre exactamente
igual. Cada ingrediente, cada cosmético, tiene su momento y su importancia.
Bien, antes que nada, antes
de empezar a maquillarnos, debemos tener la piel del rostro limpia, tonificada
e hidratada (usando un gel limpiador o simplemente agua y jabón, tónico facial
y crema hidratante. Esta última, a ser posible con factor de protección solar,
como ya vimos en la primer entrega).
Una vez ya tenemos nuestra
piel limpia y preparada, como un perfecto lienzo en blanco, empezamos a aplicar
los productos en el siguiente orden:
1. PREBASE de maquillaje o primer. Este cosmético
es opcional, aunque bastante recomendable. Las prebases alisan la piel y la
dejan muy suave y tersa; además, minimizan los poros, disimulan las líneas de
expresión y dan un aspecto saludable al rostro. Y muy importante, preparan la
piel para la base y ayudan a fijarla para que ésta nos aguante muchas más
horas. Se aplica con las yemas de los dedos, como una crema, por todo el
rostro. No tiene más misterio
Una prebase que a mí
personalmente me gusta mucho es ésta de Sephora: Smoothing Primer.
Smoothing Primer de Sephora |
2. CORRECTORES. Hay varios, en múltiples texturas y diferentes colores, según sean para iluminar la zona de la ojera, disimular granitos, rojeces, manchas, etc... El más común es el corrector de color carne, aunque también los habréis visto en color verde, en morado, en amarillo, etc.
Los correctores se pueden
aplicar con la yema del dedo, dando toquecitos, o con un pequeño pincel de
lengua de gato específico para este tipo de cosmético. Algunos vienen ya con su
propio aplicador, como éste de KIKO:
Corrector de KIKO |
Una vez puesto, hay que
difuminar bien el corrector. Ah, y no cometáis el error de Eva Longoria y que
se os quede el llamado “efecto mapache”:
Eva Longoria con look mapache |
3. BASE de maquillaje fluida, en crema o en mousse. Bueno, sobre las bases se ha escrito tanto, y hay tanto que contar, que hoy seré breve. Ya me extenderé con este tema en otra entrada, porque lo merece.
Bases hay miles y miles. Y
cada dos por tres, las firmas cosméticas sacan más y más variedades. Sin duda,
la base de maquillaje es el producto sobre el cual se sustenta el resto del
look (no en vano se llama BASE).
Bases de maquillaje |
Para textura, yo,
personalmente, prefiero la fluida a la mousse. Sobre la tonalidad, me decanto
por tonos más rosados que no los cetrinos o anaranjados. La cobertura me gusta
que sea media: ni una simple hidratante con color que apenas disimula imperfecciones,
ni esas bases tan cubrientes que parece que lleves puesta una capa de cemento
armado.
Sobre el acabado, me gusta
que sea jugoso, lustroso sin resultar grasiento; pero no mate. Las bases
excesivamente mates quedan, para mi gusto, artificiales y planas, y además
resaltan las líneas de expresión. El horror, vamos.
La base de maquillaje se
debe aplicar siempre con brocha (o en su defecto, esponjita). Ya explicaré cómo
en otra entrada.
Así que, de ahora en
adelante, olvidaos de untaros la base con las manos como una crema normal y
empezad a utilizar las brochas.
Y muy importante: se aplica
desde la parte central del rostro (zona de la nariz y pómulos), hacia el
exterior y en movimientos circulares. Hay que difuminarla muy bien para que el
color de la base se funda a la perfección con nuestro tono de piel, y evitar
así el antiestético “corte” entre el rostro y el cuello: lo que se llama
“efecto máscara”.
4. POLVOS, sueltos o compactos. Como he dicho antes, no me gustan las bases de acabado mate. Y es que creo que, para dar ese acabado sin brillos pero saludable y lustroso, están precisamente los polvos.
Este producto sirve para
sellar la base de maquillaje, así como para absorber en buena medida los
brillos del rostro (sobre todo en la zona T) y matificar sin resecar ni dar
aspecto acartonado. Se aplican con brocha o borla.
Para mí, los mejores polvos
del mundo mundial son los sueltos de NARS:
Polvos sueltos de Nars |
Son una verdadera pasada.
Cierto es que no son baratos (como cualquier otro producto de esta marca), pero
la calidad que tienen es increíble y también la cantidad (35 gr.). Yo no he
probado otros que los superen, y creedme que he probado muchos.
Pero vamos, esto es una
valoración muy personal. Existen en el mercado infinidad de polvos, tanto sueltos
como compactos, que os pueden hacer un gran papel. Yo nunca os voy a decir qué
marcas debéis comprar. El tema de los cosméticos es algo muy personal.
Como mucho os puedo
aconsejar o desaconsejar algún producto. Y si encuentro una buena versión low-cost de un producto determinado, no
tengáis duda de que os lo diré.
Por cierto, los polvos
pueden ser de color o translúcidos (blancos). Estos últimos no aportan color,
sólo matifican la piel y absorben brillos. Los de color, en cambio, sí dan un
cierto tono y podrían servir incluso como bronceador.
Una vez tenemos ya el rostro
maquillado con la base, el corrector y los polvos, al fin llega el momento de
dar color. Ojos, labios y mejillas. ¡La parte que más me gusta!
Pero eso... lo veremos la
semana que viene.
Hasta entonces, ¡feliz
semana!
@mireiuski
mhm.devicio@gmail.com
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