05 junio 2014

Dextrocardiaco

Esta es la primera novela publicada de Juan Arcones, aunque no es su primer trabajo como escritor. Como él mismo cuenta en su página, escribe desde que era niño y los motivos son muchos, pero básicamente la meta es compartir historias. Una de éstas es Holden, un cortometraje rodado en las calles de París, que le valió el reconocimiento internacional a través de distintas menciones y premios.


Juan Arcones (Fuente:Vanidad)

En Dextrocardiaco (Stonewall, 2014), Marc narra su historia, en primera persona, con Lucas. El primero es un joven al que han dejado y, tras varias semanas, está tratando de salir de ese pozo. Para ello, va a una fiesta en casa de un amigo y allí es donde conoce a Lucas, un hombre muy atractivo pero con un carácter que representa todo lo que Marc no es. Y como suele suceder, nada más ver a Lucas, se siente irremediablemente atraído por él. Lo que le sirve como revulsivo para superar su timidez, desoír las advertencias de los demás y lanzarse a la aventura.

Sin embargo, lo que encuentra con Lucas es una sucesión de momentos llenos de intensidad y descontrol, tanto para bien como para mal. Además, vive en una incertidumbre constante sobre la correspondencia de sus sentimientos. Marc tiene claro que se ha enamorado, pero el comportamiento de Lucas le resulta bastante confuso… aunque, en cierto modo, adictivo.

“Llevaba ya cinco días sin saber nada de él. Me pasaba las horas con el móvil en la mano, pensando si escribirle o no, si llamarlo o dejarlo pasar para no parecer un neurótico acosador. Necesitaba entretenerme con otras cosas, con otra gente. […] La vida es eso que pasa mientras esperas que «INTRODUCE NOMBRE AQUÍ» te conteste por Whatsapp.”

Y las características de esa relación que se establece entre ambos, quizás, puedan venir generadas por la personalidad de cada uno. Mientras que Lucas es un chico al que no le gustan las ataduras, que disfruta del momento y se entrega a la diversión sin pararse a pensar en nada más allá de eso, Marc analiza todo, le da un valor y una importancia casi obsesivos a cada gesto de la otra parte. Y sufre. Pero ama.

“[…] yo dándolo todo demasiado pronto, demasiado rápido, y él tomando, pero devolviendo muy poco en comparación. Si una persona no quiere, por mucho que quiera la otra parte, esa relación está abocada al fracaso. El ser humano es dependiente por naturaleza, y por mucho que queramos estar solos en mil batallas y hacernos los independientes, necesitamos a los demás para complementarnos.”

El resto de personajes —David, Pau, María, Eva y Diego— cumplen su función, que no vamos a desvelar aquí, en el desarrollo de la trama. Pero esta historia es, sobre todo, la de Marc con Lucas.

Los escenarios corren a cuenta de Madrid, sus calles, sus rincones perdidos y sus secretos no escondidos, los pisos de pasillos interminables en edificios antiguos del centro y los mil bares dispuestos a vender calor y recuerdos a precio de turista.

Dextrocardiaco, imagen de cubierta

Dextrocardiaco son 35 capítulos, algunos de varias páginas —de un total de 195—y otros de apenas un par, porque así lo exige la carga de significado que contienen esos párrafos. Hay lapsos de tiempo, marcados físicamente por una página, que aportan perspectiva a la historia y le dan al lector unos segundos para respirar entre tanto sentimiento encontrado. Por eso, es todo un acierto que el estilo de Juan Arcones no sea complejo, sino que transmita la cercanía de un amigo que se ha sentado a contarte, en confianza, lo que le sucedió una vez. De ahí que se vuelva crucial esa voz narrativa en primera persona, en pasado, sí, pero introduciendo reflexiones íntimas en las que, de una u otra forma, los lectores puedan sentirse identificados.

Porque el tema principal de Dextrocardiaco es el amor. Pero no uno sencillo y reconfortante, sino uno más parecido al de Helena en A Midsummer Night’s Dream o el que vive Pilar López de Ayala al interpretar a Juana I de Castilla en la película de Vicente Aranda. Son amores a pesar de todo (sin coma ni pausa). Y el autor consigue universalizar la historia para todo tipo de lector —de ahí esa identificación— porque, aunque sea una relación homosexual, no la estigmatiza por ello, como no lo hace por desarrollarse en Madrid, porque los personajes beban gin-tonic cuando salen o les guste el cine. Esta no es una novela de madrileños ni de fiestas ni de cinéfilos, es de sentimientos.

“[…] ¿Por qué no hay más películas en las que los personajes sean gais y no por ello tengan que ser catalogadas como «gais»? La industria del cine sigue siendo muy homófoba y retrógrada.”

Y ahí Juan Arcones se lleva tres puntos de golpe. 

Otro acierto es no convertir a Marc en víctima. Es adulto y sus decisiones las toma él, las correctas —si esas existen— y las que, quizás, lo conviertan en una persona no tan inocente. Pero… si queréis saber más, os va a tocar leerlo. Ya tenéis pistas de sobra para saber si es una lectura que os atrae o no. Ahora sois vosotros quienes elegís descubrir por qué se titula Dextrocardiaco.

¡Seguid leyendo!

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