09 octubre 2014

Saltar al vacío

De vez en cuando, hay que leerse un libro de Anna Casanovas; son un remedio efectivo para aparcar las malas sensaciones y soñar durante un ratito. Por eso, repetimos con otra de las obras de la autora catalana en esta sección de Devicio y, de paso, os recomendamos todas las demás.

Saltar al vacío es el segundo libro de la serie Nualart, pero no por eso la continuación de Doce años y un instante. Es, sencillamente, otra parte de historia común que comparte con éste. Una vez más, Anna Casanovas nos involucra en una familia de la que luego nos dará mucha pena despedirnos.

Saltar al vacío, imagen de cubierta

Alexia y José Antonio se conocen desde que él llegó a Cádiz con su familia procedente de Madrid. El padre de él es chófer del padre de ella. Cecilia, la hermana de ella, es compañera de clase de él. Sebastián, el hermano de él, y Cecilia tienen una historia de Doce años y un instante. La madre de José Antonio no es buena, la de Alexia no está bien. A él le apasiona la Medicina, ella es una artista del color y las formas. Se observan en los pasillos del colegio gaditano, se cruzan en Madrid y se pierden, pero vuelven a encontrarse y a perderse, y a encontrarse y a perderse… ¿Parece un lío? Nada que ver, la confluencia de todos esos elementos hacen que la fuerza de la historia sea más intensa.

Alexia Ruiz-Belmonte procede de una familia burguesa o, más bien, lo hace su madre, Patricia. Pero es su padre quien gestiona la empresa Ávila Ruiz-Belmonte y quien, en definitiva, maneja el dinero. Por eso, cuando Alexia descubre un secreto siendo aún una niña, se ve obligada a guardar silencio a costa de su confianza en los seres humanos, el afecto, su propia ética y el concepto de sí misma como persona.

La vida del doctor José Antonio Nualart no ha sido menos complicada. Su familia, de clase humilde, ha tenido que dejar Madrid para darle la oportunidad de un nuevo comienzo a su hermano mayor, Sebastián, que parece arrastrar un pasado conflictivo. En su lugar, José Antonio es el responsable, el estudioso, quien vela por el bienestar de su hermana Gabriela enfrentándose a quien sea necesario y sacrificando parte de su propia independencia.

De fondo, aparecen también Cecilia, Sebastián y otros personajes, pero la mayor parte de la obra es exclusiva de la relación o falta de ella que tienen José Antonio y Alexia.

  "Recuerdo el día que la vi por primera vez: yo tenía quince años y ella doce. Los dos estábamos en medio del pasillo del colegio de Cádiz. Ella, la hija pequeña del empresario del que todo el mundo hablaba; yo, el hijo de la cocinera del colegio y del chófer que llevaba a su padre. Hasta aquel momento nunca me había sentido inadecuado, distinto a otra persona, pero cuando vi a Alexia y su coleta negra balanceándose junto a la puerta de mi clase, pensé que era la cosa más bonita que había visto nunca."

Los escenarios donde tienen lugar esos encuentros y desencuentros entre ellos son: Cádiz, Madrid y Nueva York. Ciudades donde no es sencillo encontrarse por casualidad a alguien, salvo que el destino se obstine en lo contrario.

Y así como las localizaciones cambian, también hay variación temporal. Es este factor, de hecho, el que produce mayor transformación en la historia. Se descubren cuando Alexia tiene doce años y José Antonio quince, y luego vuelven a coincidir con quince y dieciocho, con dieciocho y veintiuno, con veintiuno y veinticuatro y otras cuantas veces más que le toca al lector disfrutar.

Por otra parte, esos cambios también se producen en la voz narrativa. Anna Casanovas lo vuelve a hacer —¡bien!—, introduce variaciones en la voz narrativa y en los tiempos verbales, oscilando entre pasado y presente, entre puntos de vista que consiguen hacer más íntima y cercana la historia. Sobre todo, lleva al lector a que sea testigo directo de las sensaciones y pensamientos de cada uno de ellos, cómo afectan ciertos hechos a uno de manera diferente que al otro. Y no son siempre hechos positivos; en esta novela, como ya sucedía en Doce años y un instante, hay muchos momentos amargos… quizás, por eso, la parte dulce sabe más dulce todavía. Lo que está claro es que esta versión más dura de su narrativa le da mayor profundidad a sus libros.

  "Esperó a que Sergio y Tomás y una chica que también se había unido al grupo estuviesen charlando animadamente para levantarse, y entonces se acercó a la barra.
  Dejó un taburete entre ella y el que ocupaba José Antonio y se sentó en silencio.
  —¿Estás bien? —le preguntó en voz muy baja.
  —No —contestó él.
  Alexia movió una mano y la colocó encima del taburete que los separaba y unos segundos más tarde sintió el peso de la de José Antonio encima. Giró la suya hasta que la palma quedó hacia arriba y entrelazó los dedos con los de él."

En cuanto a las temáticas que Anna Casanovas plantea en Saltar al vacío son comunes al resto de sus obras: el amor, la familia, la profesión como pasión, la madurez, el perdón, el miedo…

Doce años y un instante, imagen de
cubierta

En definitiva, si te apetece leer una historia de esas que cuando cierras el libro dices con un suspiro “qué bonita… ¿ya se ha acabado?”, Alexia y José Antonio Nualart te están esperando para contarte la suya.

PD. Por favor, ¡que alguien les regale a los hermanos Nualart un buen móvil!

PD2. José Antonio no podía ser otro color.

Leed,

@rpm220981
rpm.devicio@gmail,com

2 comentarios:

  1. Por eso me dijiste que cuando terminase doce años y un instante querría "saltar al vacío" jajajajajajajajajajajajajaja

    Lo tengo pendiente!!! El de doce años, ya lo tengo y todo, y si me gusta pues supongo que querré saltar al vacío, XD
    Falta decidir cuál de todos los que tengo leo primero, XD

    ResponderEliminar
  2. Jajajajaja, ¡cómo te acuerdas! Sí, es una de esas cosas que hace Anna Casanovas en sus libros y me encantan, crea toda una realidad, un entorno a los personajes. Así, cuando lees una obra suya, no los conoces de una única novela, ya sabes quiénes son desde hace varios libros, te reencuentras con otros que fueron protagonistas de otras historias...

    Empieces por el que empieces, ¡cuéntamelo! :)

    ResponderEliminar

Eres libre, ¿no? ¡Pues, opina!