04 diciembre 2014

Ofrenda a la tormenta

Dolores Redondo publicaba el tercer libro de su Trilogía del Baztán hace escasamente una semana. Y así le ponía cierre a la colección compuesta por El guardián invisible, Legado en los huesos y, esta última, Ofrenda a la tormenta. Las dos primeras las reseñamos en esta sección y no podía faltar esta tercera entrega de las investigaciones de la inspectora Amaia Salazar de la Policía Foral de Navarra.

Del éxito que está teniendo, solo decir que, a unas horas de haber abierto las librerías, la propia Dolores Redondo comunicaba a sus seguidores a través de Facebook la confirmación por parte de Destino, el sello de novela negra de Planeta, la segunda edición de Ofrenda a la tormenta. Y hace unas semanas se hacía público que Atresmedia será, junto con la productora de Millenium, quien llevará al cine la Trilogía del Baztán, una apuesta segura que podrán exportar ya que las ventas internacionales de los libros no han dejado de crecer durante este último año. Pero mientras Amaia Salazar se hace de carne y hueso y si ya habéis leído las tres obras, podéis disfrutar de la novela gráfica de Ernest Sala, quien ha adaptado El guardián invisible al cómic.

Dicho esto, si todavía no conocéis la historia de Amaia, pasaos por las entradas de El guardián invisible y Legado en los huesos, a ver si os convencen para empezar a leer los libros. Pero si ese es el caso, deteneos aquí, porque quizás encontréis detalles que sería mejor que descubrieseis por vosotros mismos.

Ofrenda a la tormenta, imagen
de la cubierta

Ha pasado un año desde que se publicó Legado en los huesos, pero en la trama de la novela solo hace un mes que atraparon al asesino del Tarttalo y que buscan a Rosario por el bosque, tras el conato de asesinato de Ibai, su propio nieto e hijo de Amaia y James. Aunque casi todos están convencidos de la muerte de la anciana. El teniente Padua de la Guardia Civil ha detenido la búsqueda, que ha alargado todo lo que ha podido por la simpatía y admiración que siente por la inspectora Salazar. Y tanto el inspector Iriarte como el juez Javier Markina ya la dan por muerta. También lo hace la familia: Flora, Ros, James… pero no Amaia. Ella está segura de que Rosario ha sobrevivido, puede sentirla todavía a través del miedo.

Sin embargo, los casos continúan llegando a la comisaría de la Policía Foral. Y al equipo formado por la inspectora Salazar y los subinspectores Etxaide, Zabalza y Montes le encargan la investigación de un nuevo crimen. Una niña, aún un bebé, aparece asesinada y, aunque el informe del médico lo achacó en un principio a muerte súbita o de cuna, pronto comienzan a aparecer evidencias que hacen sospechar de algo mucho más profundo e, incluso, grave que la ejecución de una pobre niña.

Un caso difícil y una investigación atractiva para el lector. Pero no es ahí donde reside principalmente la fuerza de estas obras, sino que comparten mucho peso con los personajes, algunos ya viejos conocidos.

Y sobre estos hay que decir que si en las anteriores novelas veíamos una clara división entre las fuerzas femeninas y las masculinas, predominantes éstas en el mundo del hogar y del trabajo respectivamente, ahora los límites entre ambas facetas de la vida de Amaia se difuminan hasta hacer palidecer la presencia de sus hermanas y su tía en favor del grupo conformado por los hombres, en el ámbito profesional y personal.

De hecho, para quienes hayan “interiorizado” al personaje de la inspectora Salazar, sintiendo ya que la conocen, quizás piensen durante parte de Ofrenda a la tormenta que éste como tal ha sido “secuestrado”. Y ahí quedan esas comillas.

En cuanto a su relación con James, su marido, vuelve a complicarse y su situación se agrava por la profundidad de los problemas que van arrastrando. Eso sí, James continúa siendo y estando demasiado bueno. Pero… regresa el juez Javier Markina, al que pensábamos haber dejado atrás, después del incidente en el que Amaia siente que él se avergüenza de ella por ir de uniforme —el rojo de la Policía Foral de Navarra— y se le presenta una especie de epifanía o momento de revelación de por qué nunca podría estar con un hombre así.

Y algo parecido sucede, en general, con el resto de personajes. Incluso se podría decir que sufren una suerte de involución con respecto al segundo libro. Zabalza vuelve a sus anteriores críticas y roces silenciosos con Amaia, su superior. El subinspector sigue sin reconocerla como líder y, de forma sorprendente, hasta Iriarte comparte ese punto de vista negativo sobre las actuaciones de la inspectora. La diferencia entre ambos es que Zabalza necesita resolver su situación sentimental y asumirse como es, mientras que lo que irrita a Iriarte es el constante desafío de Amaia ante las normas —establecidas o implícitas— y el poco compañerismo que demuestra en esta entrega.

Fermín Montes, sin embargo, permanece fiel a ella, a quien ya ha reconocido como superior en ese campo. Aunque también sufrirá una vuelta a las andadas que no gustará nada a Amaia.

Y Jonan Etxaide, personaje que desde el principio gustó a muchos lectores, con sus aportes de información no tediosos, sus conocimientos de historia y sus brillantes observaciones y percepciones, se presenta difuminado en la primera parte de la obra, hasta convertirlo casi en un figurante para ceder protagonismo a otros. Uno de ellos, por ejemplo, es Javier Markina, más seductor que nunca. El juez irá tras Amaia con la convicción de quien está acostumbrado a salirse siempre con la suya.

Otra figura entrañable es la tía Engrasi —personaje basado en Maritxu Guller, la bruja buena de Ulía, según ha reconocido la propia Dolores Redondo—, que aparece para intentar que su sobrina haga pie en tierra, para ofrecerle algo de perspectiva y prevenirla sobre los peligros de enfrentarse a ciertas fuerzas desconocidas, porque hay puertas que es mejor mantener cerradas para evitar que se escapen los monstruos que se ocultan en la oscuridad.

Y sí, por fin se descubren los secretos de Flora. Al menos, su extraña relación con Anne Arbizu, una de las víctimas del asesino conocido como el basajaun. Además, el equilibrio entre las hermanas, Ros y Flora, empieza a asentarse. Aunque ellas tampoco tienen demasiado peso en la historia, sino que aparecen al fondo del cuadro, quizás con Ibai, o de forma puntual.

El doctor San Martín, Dupree, Johnson, Berasategui y Yáñez, el padre Sarasola, la enfermera Fina Hidalgo, Inma Herranz y algunos más continúan formando parte de la historia en Ofrenda a la tormenta, aunque habrá nuevas incorporaciones.

Novela gráfica de Ernest Sala, adaptación
de El guardián invisible


Sobre los escenarios decir que tienen como punto común de encuentro Elizondo, un pequeño pueblo a orillas del río Baztán, en Navarra. Aunque, como sucedía en El guardián invisible y en Legado en los huesos, el equipo de la inspectora Salazar se desplaza constantemente por los alrededores y con algún que otro viaje a media distancia. Así, se incluyen Ainhoa en Francia, Pamplona, otras localidades navarras y también Madrid.

Sin embargo, son los cementerios y el Instituto Navarro de Medicina Legal, concretamente la sala de autopsias, los lugares en que se desarrollan la mayoría de los acontecimientos. El lector visitará de nuevo el obrador o la casa de la tía Engrasi y la comisaría, pero las criptas, las tumbas, la mesa de autopsias… caracterizarán esta novela como la más macabra de las tres y encantará a aquellos que disfrutan con esta temática, que no son pocos. Aunque lo duro de esta entrega no es lo que hay físicamente dentro de los cuerpos, lo difícil son los sentimientos que se esconden en el interior de las personas y la terrible manera en que se manifiestan.

Sobre la estructura externa, aunque sea haga breve porque se disfruta bastante y es adictiva, son 544 páginas divididas en 57 capítulos. Y en cuanto a la estructura interna se puede decir que hay un hito que marca un antes y un después de forma obvia. Muy obvia.

Dolores Redondo, la autora

Hay que decir que, como es habitual en ella, leer a Dolores Redondo aporta conocimientos y cultura, puesto que elabora sus novelas dejando claro el buen trabajo de investigación previo que ha hecho, tanto de datos históricos como otros más científicos. Su estilo se basa en un ritmo pausado lleno de acontecimientos sorprendentes. El lector no ve venir los giros de la trama que, por lo general, lo dejan boquiabierto. Además, la autora crea una ambientación llena de oscuridad —pocos días hay de sol y pocas escenas suceden a plena luz del día— que refleja muy bien lo terrible de los hechos, la negrura psicológica y espiritual de la manifestación del mal.

Pero, porque siempre hay algún pero, en ocasiones la autora donostiarra ha incluido en los diálogos parlamentos algo largos para ser dichos por una única persona fuera de un aula universitaria, durante una clase magistral, o en una sala de conferencias. De nuevo, insistir en que nadie como el subinspector Jonan Etxaide para aportar información de forma natural y entretenida, captando la atención de los lectores sin esfuerzos. También resultan desconcertantes algunos pequeños detalles, como el hecho de poner sobre aviso a alguien y luego no solo extrañarse de la reacción, sino culpar a los demás y que estos reconozcan que han podido cometer ese error —ahí la protagonista estuvo fina—; o que la seria y en muchas ocasiones distante —es comprensible— inspectora Amaia Salazar se llame a sí misma “nena”. Aunque por nada de esto deja de ser un libro que merece la pena leer y disfrutar.

Algunas de las ediciones en otros idiomas de El guardián invisible:

Das Echo dunkler Tage

Il Guardiano invisibile

Le gardien invisible

O guardiao invisíve


Y hasta aquí ha llegado la Trilogía del Baztán. Tres casos, un nexo común entre las tres novelas y unos personajes muy bien construidos en un entorno mágico creado a partir de la naturaleza y la mitología autóctona. Da algo de pena despedirse de ellos, aunque en una entrevista Dolores Redondo no descartó retomar a alguno de ellos —aquí no se destripa— en futuros libros. Tanto si volvemos a encontrarlos como si no, estaremos a la espera de la próxima novela de la autora y de las adaptaciones. ¿Será finalmente Anna Torv quien interprete a Amaia Salazar o buscarán actores españoles? ¿Quizás alguna cara nueva? Esperemos que sepan mantener el nivel que han tenido los libros.

Leedla,

@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com


2 comentarios:

  1. La protagonista estuvo fina en tantas ocasiones que no las puedo ni contar, incluida esa que comentas, que creo que sé cuál es. Sí que en esta entrega parece que la han "secuestrado".
    Respecto a Markina, me cae muy muy mal y dolió mucho ver cómo volvía a las andadas después de que en el segundo libro pareciera que me lo había quitado de encima.
    Todo esto, más otras cosas, hacen que este libro sea el que menos me ha gustado de los tres, pero me alegro de que tú lo hayas disfrutado.
    Un saludo.

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  2. ¡Hola, Irene!

    ¿Qué puedo decirte? Estoy de acuerdo contigo en que el comportamiento de Amaia fue extraño e incongruente en muchas ocasiones, más cuando eso se veía respaldado por el resto de personajes.

    Markina fue inexplicable, salvo si le otorgamos ese supuesto poder del que se habla al final para manejar la voluntad y percepción de la protagonista. Pero ya estaríamos entrando en el terreno de la ciencia ficción...

    Y vuelvo a coincidir contigo en que éste no ha sido mi favorito de la trilogía, cuando quizás debió ser el más potente de los tres. Aun así, hubo partes que disfruté, aunque en otras me enfadé mucho...

    ¡Muchas gracias por comentar y compartir tu opinión!

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