Leisa Rayven es una autora australiana que, según dice en
su web, siempre ha disfrutado escribiendo. Comenzó con obras de teatro mientras
estudiaba interpretación y, tras lograr representar varias de ellas en su país,
a finales de 2014 dio el salto a la novela publicando Bad Romeo con Macmillan
Publishing.
A día
de hoy, este primer volumen de la saga Starcrossed,
al que siguen Broken Juliet (abril de 2015) y Wicked Heart (mayo de
2016), cuenta con varios millones de lectores, ha sido traducido a varios idiomas
y tiene un fuerte apoyo en las redes sociales, lo cual es casi garantía de
éxito.
Maldito Romeo de Leisa Rayven, imagen de cubierta |
Cassie Taylor, una joven aunque ya importante actriz de Broadway, está a punto de comenzar los ensayos de su nueva obra,
bajo las órdenes de un viejo amigo además de director reconocido en el panorama
teatral neoyorkino. El problema está en quién será su co-protagonista, Ethan Holt, el que fue el amor de su
vida… hasta que decidió abandonarla y romperle el corazón.
Han
pasado más de dos años desde entonces, él se ha convertido en objeto de deseo
del público mayoritariamente femenino gracias a su éxito sobre los escenarios
de medio mundo, pero ha regresado para trabajar junto a ella.
No será
la primera vez que compartan protagonismo, ya lo hicieron cuando representaron Romeo
y Julieta durante su primer año en The
Grove, la exigente escuela de interpretación donde ambos se conocieron y
estudiaron. Cassie era la chica responsable, tímida, de notas inmejorables y
padres estrictos, veganos y políticamente correctos. Ethan era algo mayor que
ella, popular entre las mujeres por su atractivo físico y la mezcla entre
atormentada e inalcanzable de su personalidad. Ella le caía bien a todo el
mundo, de hecho, necesitaba la aceptación y simpatías de todos. Él odiaba tanta
hipocresía y le importaba poco o nada lo que pudieran opinar los demás, salvo
Cassie, aunque eso era lo único que no pensaba reconocer abiertamente.
Eran
polos opuestos que se atrajeron desde el primer momento, durante las pruebas de
ingreso en The Grove, y les costó comprender que sus diferencias los
complementaban desde los puntos en común que compartían.
Él no
quería hacerle daño, creía conocerse a sí mismo y al tipo de mujer que prejuzgó
en Cassie, por eso luchó contra las chispas que saltaban cada vez que estaban
juntos. Pero ella se empeñó en averiguar quién era Ethan Holt y qué secretos
escondía, o quizás fuese el destino que no paraba de juntarlos o el hecho de
tener que compartir horas y horas de clases cada día o… quizás el motor de ese
empeño fuese el desatado y cómico
apetito sexual de la protagonista, cuyas hormonas revolucionadas se alzan
en pie de guerra cada vez que piensa en él.
“Cierro mi diario y las piernas de sopetón
con el mismo sobresalto. Al levantar la mirada me encuentro a Holt observándome
con su inconfundible e irritante sonrisita de suficiencia.
—¿Qué quieres? —inquiero al tiempo que guardo
mi diario en el fondo del bolso. Me reprimo con sumo esfuerzo para no
toquetearle la entrepierna.
Me abanico porque, Dios mío, me arde la cara.
—¿Qué coño te pasa, tía? ¿Estás enferma?
Posa el dorso de sus dedos en mi frente. Lo
único que me viene a la cabeza es que deseo que esos dedos toquen mis partes
íntimas.
Sí, estoy enferma. Soy una pervertida sexual
sin remedio.
—Estoy estupendamente —respondo, y me levanto
para alejarme de él. De buenas a primeras, pierdo el equilibrio y, cuando voy a
caer, me rodea con sus brazos; mi cuerpo cachondo y depravado topa con el suyo
y trato por todos los medios de no frotarme contra su muslo.
—Mierda, hoy ni siquiera te tienes en pie
—refunfuña—. ¿Qué coño…?
Apenas tengo unos instantes para recrearme en
la sensación de sus brazos bajo mis manos, pues él me despega de un empujón y,
como de costumbre, resopla y se pasa los dedos por el pelo.
Tengo que apartarme de él porque, si no, juro
por el tierno niño Jesús que le tumbo en el suelo y me siento a horcajadas
sobre él.”
Y ahora
es cuando llega la advertencia. Maldito
Romeo no es la típica historia de
amor llena de drama ni una comedia desternillante, aunque hay momentos
amargos y otros, realmente divertidos; ambos propiciados por la forma en que la
protagonista narra en primera persona sus sentimientos, sus miedos e
inquietudes en la evolución que la llevará a transformarse en una mujer adulta
que deja la adolescencia atrás.
Pero,
además, tampoco puede decirse que la obra de Leisa Rayven siga la estructura
interna típica de la novela en que, tras un incidente trágico, todo es bonito e
idílico o que sea un cúmulo de malentendidos que llevan a los protagonistas a
separarse. No, el obstáculo principal, y uno de los temas más importantes de
esta novela, es el miedo, una emoción tan universal como el amor, o incluso
puede que más.
Y al
tránsito de la adolescencia hacia la madurez, a la lucha por los sueños —ni los
padres de Cassie ni los de Ethan quieren que se dediquen a la interpretación—,
al amor y al miedo se une el perdón,
tema que da sentido a toda la historia, contada como lo está, es decir, con una
estructura externa plagada de flashbacks
que llevan al lector desde el presente a distintos momentos de los últimos seis
años.
¿Será
Cassie capaz de perdonar lo que le hizo Ethan y quizás intentar ser su amiga o,
al menos, una compañera de profesión con la que poder trabajar con naturalidad?
En un
principio, parece complicado porque la fuerte tensión sexual que existe en cada
párrafo de su historia en The Grove continúa arrasándolos en el presente con el
ímpetu de una prohibición que antes se ha saboreado. No hay escenas de gimnasia
reproductiva gratuitas, ni descripciones detalladas que conviertan esta lectura
en una novela erótica de esas que ahora mismo marcan tendencia. Pero el lector
sí va a encontrar pasajes donde la temperatura del libro subirá debido a la
intensidad emocional que van acumulando los protagonistas y al juego de negarse
o rendirse a la tentación.
“Holt parece ajeno a nuestra conversación.
Menos mal.
—Por supuesto que no —cuchicheo—. ¿Acaso
crees que mi instinto de supervivencia es nulo?
Echa un vistazo a Holt antes de cuchichear a su
vez:
—Creo que, en lo tocante a mi hermano, eres
incapaz de pensar con claridad y que si quisiera llevarte a la cama, tardarías
unos tres segundos en abrirte de piernas.
—No es verdad.
—¿En serio? Porque con el calor que generáis
en los ensayos se podría iluminar la mitad de Nueva York. Los dos parecéis
culpables. Si no estáis follando, ¿entonces qué?
No me apetece para nada mantener esta
conversación hoy. Ni nunca.
Suspiro y niego con la cabeza.
—Oye, mentiría si dijera que ya no me atrae,
pero, Dios, Elissa, se acabó. No tengo ninguna intención de volver a tener algo
con él. Jamás.”
En
cuanto al resto de personajes, tienen poco hueco puesto que los recuerdos de
Cassie, ahora en Nueva York, están centrados en aquello que le sucedió con
Ethan años atrás. Sin embargo, no se puede obviar ni a Elissa, hermana de él y buena amiga de ella, Connor, el eterno pretendiente de Cassie desde que se conocen en
The Grove, Ruby, compañera de piso
de Cassie cuando eran estudiantes y Tristan,
compañero de piso actual.
El
hecho de desarrollarse en Nueva York es más bien intranscendente dentro de la
historia, puesto que no aparecen descripciones que den peso al entorno. Este
más bien viene dado por la relevancia a nivel mundial que tienen los teatros de
Broadway, pero la fama escénica y el ambiente de la farándula interpretativa
tampoco se ven representados. Es una historia íntima y crece en la privacidad
de sus apartamentos, en los camerinos o del microcosmos que ellos generan entre
sí cuando actúan para una audiencia (nunca demasiado numerosa).
En las redes, el modelo Sean O'Pry es uno de los preferidos como imagen de Ethan Holt |
En
definitiva, una historia de amor, sí, con los mismos ingredientes que tantas
otras pero con enfoques que se salen de lo habitual. No es After de Anna Todd, afortunadamente, y bordea
los límites de lo que ahora se conoce como crossover, las novelas con
adolescentes dirigidas a un público mucho más amplio.
Si os
decidís a leerla y os gusta, vais a “necesitar” Broken Juliet, palabra.
¡Leed!
@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com
HOla!!! No sabía que esto era un crossover, creía que eso solo era de series en las que se juntaban personajes de distintas series! jajajaja Madre mía, la de nombres que se inventan, hay más subgéneros que...
ResponderEliminarPero bueno, en ese caso me encantan los crossovers!! jajaja
Y tienes razón, al terminar este necesitas Broken Juliet! Imagínate yo, que no sabía que era una bilogía! Creía que era autoconclusivo! Y si me ves leyendo, a partir de la mitad del libro, todo el rato pensando "no va a dar tiempo, se van a quedar un montón de cosas por decir, no va a pasar todo lo quiero que pase"... y cuando faltan 4 páginas para el final y ya me resigno a que termine sin que pase todo lo que quiero, giro la página y zás! AGRADECIMIENTOS. MI cara fue un poema >_< Digo esto está defectuoso, aquí faltan páginas. Yo toda convencida, en serio XD Y buscando por internet descubro que es bilogía... Bueeeeno...
Sí, al principio también pensaba que ese término significaba lo que tú explicas, pero parece ser que en literatura crossover se refiere a que se cruzan no personajes, sino franjas de edad. ¡El caso es poner etiquetas!
ResponderEliminar"Todo lo que quiero que pase", ¡exacto! Da por pensar "se dirán hola, una sonrisita y ahí te quedas tú, pensando si habrá reconciliación, se mandarán una tarjeta en sus cumpleaños y en Navidad... o qué".
Pero esa es la magia de la literatura y de las historias, el no poder esperar y cruzar fronteras, aunque no les pongan etiqueta esta vez, y lanzarnos a por lo que continúa incluso cuando eso supone tener que leerlo en otro idioma o como sea. Y lo de Ethan... es mucho ;)
¡Gracias por comentar!