Dan T.
Sehlberg es un empresario sueco del sector informático y apasionado de la
música. Hoy ya, además, es conocido internacionalmente como el autor de Mona (Planeta, 2014), la novela que nos
ocupa y cuyos derechos para ser adaptada al cine han sido adquiridos por New
Regency.
Mona, imagen de la cubierta |
Eric
Söderqvist es catedrático de Informática en el Royal Institute of Technology de
Estocolmo y está desarrollando un programa, Mind
Surf, para poder navegar por internet con los impulsos de la mente, sin
necesidad de ratón, teclado ni pantalla. Para ello, ha de superar un último
obstáculo: conectar el cerebro con el ordenador.
Mientras
tanto, Samir Mustaf, un brillante ingeniero informático libanés e islamista,
introduce un virus brutal en el TBI —el banco israelí más internacional—, con
el apoyo de Hezbolá, para noquear el sistema financiero de Israel y, como
consecuencia, el del resto de empresas judías a lo largo del mundo. Aunque el
verdadero objetivo de Samir Mustaf es la venganza por las muertes de su hija
Mona —quien da nombre al virus—, su mujer Nadim y su madre debido a la
explosión de una bomba de racimo israelí cinco años antes.
Las
vidas de ambos, Söderqvist y Mustaf, se entrecruzan cuando Hanna, la mujer del
sueco y responsable del departamento de informática del TBI en Suecia, cae
enferma y Eric cree que, de alguna manera, tras haber probado Mind Surf, ha sido infectada con el
virus Mona.
Dan T Sehlberg, el autor |
En esta
novela los personajes son unos cuantos, pero no se puede decir que, al final,
los bandos estén bien diferenciados. Por una parte está Eric Söderqvist, un
hombre absorto en su trabajo, tanto que su matrimonio peligra, porque Hanna
está muy cansada de ser invisible para él. Ella es la bella durmiente de la
historia, aunque es una mujer autosuficiente que, en este caso, mantiene al
príncipe, una suerte de “científico loco”. Además, aunque Hanna es judía, él ni
siquiera cree en seres superiores, es ateo.
En
contraposición a la figura de profesor de universidad serio, Eric tiene un
amigo, Jens, un periodista impulsivo, lleno de energía, carisma y mucha labia.
El
antagonista involuntario es Samir Mustaf, quien desde el principio demuestra no
ser una mala persona, únicamente es alguien que ama. El trabajo, la creación
del virus Mona ha sido el motor de su existencia en los últimos años. Ha vivido
para vengarse y nada lo va a detener.
Alrededor
de Samir, que sencillamente ejerce de genio creador pero no ejecutor, desfilan
numerosos personajes relacionados con Hezbolá e, incluso, Hamas, a cual más
siniestro, como Ahmad Waizy, que busca mártires que se inmolen por la causa, o
Arie al-Fattal.
A esas
fuerzas del extremismo islámico se oponen, en la novela, el Mossad y el FBI,
ambos con distintos representantes que, igualmente, tienen cierto aire
inquietante, sobre todo Meir Pardo y David Yassur. Pero es la figura de Rachel
Papo, una agente del servicio secreto israelí, quien le aporta un toque de
humanidad aun y siendo una seductora letal.
Los
escenarios, igual que los personajes, son muchos y cada uno aporta su carga de
significado y tiene sus características propias. La narración se inicia en Qana
(Líbano) y va desplazándose entre Estocolmo, Tel Aviv, Niza, Gaza, Dubai…
La obra
tiene una estructura externa muy bien definida: un prólogo, tres partes y un
epílogo. Además, cada una de esas partes está dividida en otras más pequeñas,
marcadas por una línea que sitúa al lector en una ciudad del mundo y, así, en
la historia que está desarrollándose allí.
Esas
mismas tres grandes secciones, bastante equilibradas en número de páginas, van
tituladas con lo que bien podría diferenciar la estructura interna: Infección, Salah ad-Din y La séptima
sinfonía de Chaikovski. Pero, una vez más, qué contiene cada una de ellas
le toca descubrirlo al lector.
Y, aunque
la voz narrativa es en tercera persona omnnisciente y en pasado, existen
fragmentos marcados en cursiva correspondientes a los “sueños” en que cae Hanna
cuando entra en coma. Estos proporcionan una visión del pasado de una forma un
tanto abstracta pero eficaz.
En
cuanto a la temática hay que decir que, aunque es una historia con el conflicto
israelí y palestino —judío e islámico— como telón de fondo y la original puesta
en escena informática, Mona habla de amor. ¡Qué novedad! El amor de un padre
por su hija y su familia, el amor de un hombre por su compañera de viaje, el
amor de algunas personas por su patria y por sus creencias religiosas. Un amor
que impulsa a los hombres a la búsqueda, la venganza y hasta a la propia
muerte.
Habrá
segunda parte, Sinón… y, como hemos dicho antes, película. ¡Esto es lectura de
verano, sí o sí!
Leed,
@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com
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