Outlander, la saga de Diana Gabaldón, ha ido
cosechando éxitos de ventas durante años y, con ello, una legión de seguidores
de la historia de Escocia a través del amor entre Claire Beauchamp y Jamie
Fraser. No hace ni un mes, Starz estrenó la serie que tras emitir el primer
capítulo fue renovada para una segunda temporada, que se centrará en el
siguiente libro, Dragonfly in Amber.
Y la semana pasada había confirmación por parte de Movistar TV de su emisión en
países de habla hispana. Pero si eso no es suficiente motivo de actualidad,
también se une las constantes noticias que llegan estos últimos días sobre el
deseo independentista escocés.
Así
que, como no podemos quedarnos descolgados y nunca es demasiado tarde, ¿por qué
no probar con el primero de los ocho libros, el que comparte nombre con la
totalidad de la colección?
Diana
Gabaldón comenzó a escribir Forastera
en 1988 —aunque no se publicaría hasta 1991— y lo hizo “por probar”. Cuentan
que un día, viendo un capítulo de Dr. Who,
el personaje de un muchacho escocés le trajo la inspiración y decidió centrar
su historia en aquellas tierras. Sin embargo, cuando ya había comenzado a
escribir, se dio cuenta de que el personaje femenino pensaba, actuaba y hablaba
como una mujer de una época más actual. Así que incluyó un salto en el tiempo
para darle una explicación verosímil a esa actitud. Ellos serían luego Jamie y
Claire.
Pero el
propósito inicial de la autora norteamericana siempre fue escribir una novela
histórica. Y, obviamente, lo consiguió. Pero su agente le recomendó incluir una
historia de amor con bastante peso en la trama, ya que los resultados de ventas
suelen ser mucho más favorecedores —y rentables— para las novelas románticas.
¡Y menudo acierto!
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Caitriona Balfe y Sam Heughan interpretan a Claire Beauchamp y Jamie Fraser en la adaptación televisiva de Forastera, de la cadena Starz |
En
1945, Claire Beauchamp y su marido, Frank Randall, viajan a Inverness. La
Segunda Guerra Mundial ha terminado y el joven matrimonio inglés busca
reencontrarse como pareja después de pasar varios años separadas por sus
trabajos durante el conflicto bélico; ella como enfermera de guerra y él como
agente de inteligencia del MI6.
La
excusa es buscar los orígenes de la familia Randall, pero el objetivo es que
ella se quede embarazada. Por ello, los primeros capítulos de la novela
transcurren en una apacible sucesión de encuentros y conversaciones entre
Claire y Frank, además de las entrevistas con el padre Wakefield y los largos
paseos por el campo en busca de plantas medicinales.
Es
durante una de esas caminatas, cuando Claire se acerca a Craigh na Dun —un
monumento megalítico— y... salta al pasado. Es decir, mismo lugar, misma mujer,
pero doscientos once años antes. Lo que supone una Escocia ocupada por los
ingleses, con los clanes highlanders
en pie de guerra y, sobre todo, una cultura y un estilo de vida completamente
ajenos a ella.
Claire
se verá inmersa en costumbres, ritos, supersticiones religiosas y paganas, en
una concepción de la vida y las relaciones interpersonales mucho más intensas…
con el añadido del peligro constante que supone ser una mujer inglesa entre
escoceses en aquella época o una mujer sola entre los soldados ingleses.
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Claire cruzará a través de las piedras de Craigh na Dun, donde hay un portal del tiempo |
Ella
será la voz narrativa, en primera persona y pasado, de sus peripecias como
sanadora, de su batalla interior entre la fidelidad a un marido bueno y amoroso
y la pasión descarnada por el joven highlander,
Jamie Fraser, y de la impotencia de atestiguar cómo las personas que la han
acogido se precipitan hacia el desastre que la historia ya escribió.
Jamie
Fraser será, realmente, el personaje masculino protagonista. Aunque la figura
de Frank Randall ronde toda la obra, ya sea de forma presente o en recuerdos de
la propia Claire, quien le ofrece la “réplica” a ella es el amable e ingenioso
escocés, cuyo pasado está lleno de lagunas y secretos.
La
estructura externa de la novela se divide en siete partes, cada una con su
propio título. Éstas se subdividen en capítulos, cuyo número varía desde trece
a uno, a lo largo de 672 páginas. Y, como comentábamos antes, inicia la saga
compuesta por: Atrapada en el tiempo
(Dragonfly in Amber), Viajera (Voyager), Tambores de otoño (Drums of Autum), La
cruz ardiente (The Fiery Cross), Viento y ceniza (A Breath or Snow and Ashes),
Ecos del pasado (An Echo in the Bone) y
Written in My Own Heart’s Blood.
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Forastera, imagen de cubierta de la edición en español |
El
estilo que utiliza Diana Gabaldón en este primer volumen es agradable y fluido,
lleno de referencias a la historia de Escocia, con expresiones en gaélico —por
ejemplo, Jamie la llama cariñosamente mo
duinne, mi morena—, explicaciones sobre ritos locales e intensas
descripciones sobre el paisaje. Eso, en cierto modo, enriquece la obra y aporta
profundidad, pero quien espere encontrarse una novela romántica al uso quizás
encuentre que ralentiza el ritmo. Y para otros puede suponer una falta de
objetivo narrativo en la trama. Sin embargo, quien se siente a leer teniendo
estas ideas claras al respecto, disfrutará de una apasionante historia que
mezcla aventuras, amor, humor, ideales y un sabor muy escocés.
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La autora estadounidense Diana Gabaldón, en una firma de libros |
Y para
complementar esto —o para los vagos, en términos lectores—, Outlander, la serie de Ronald D. Moore,
protagonizada por Caitriona Balfe, Sam Heughan y Tobias Menzies.
Pero vosotros leed, ¿eh?
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