Dolores
Redondo publicaba el tercer libro de su Trilogía del Baztán hace escasamente
una semana. Y así le ponía cierre a la colección compuesta por El guardián invisible, Legado en los huesos y, esta última, Ofrenda a la tormenta. Las dos primeras
las reseñamos en esta sección y no podía faltar esta tercera entrega de las
investigaciones de la inspectora Amaia Salazar de la Policía Foral de Navarra.
Del
éxito que está teniendo, solo decir que, a unas horas de haber abierto las
librerías, la propia Dolores Redondo comunicaba a sus seguidores a través de
Facebook la confirmación por parte de Destino, el sello de novela negra de
Planeta, la segunda edición de Ofrenda a
la tormenta. Y hace unas semanas se hacía público que Atresmedia será,
junto con la productora de Millenium, quien llevará al cine la Trilogía del
Baztán, una apuesta segura que podrán exportar ya que las ventas
internacionales de los libros no han dejado de crecer durante este último año.
Pero mientras Amaia Salazar se hace de carne y hueso y si ya habéis leído las
tres obras, podéis disfrutar de la novela gráfica de Ernest Sala, quien ha
adaptado El guardián invisible al
cómic.
Dicho
esto, si todavía no conocéis la historia de Amaia, pasaos por las entradas de El guardián invisible y Legado en los huesos, a ver si os
convencen para empezar a leer los libros. Pero si ese es el caso, deteneos
aquí, porque quizás encontréis detalles que sería mejor que descubrieseis por
vosotros mismos.
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Ofrenda a la tormenta, imagen de la cubierta |
Ha
pasado un año desde que se publicó Legado
en los huesos, pero en la trama de la novela solo hace un mes que atraparon
al asesino del Tarttalo y que buscan a Rosario por el bosque, tras el conato de
asesinato de Ibai, su propio nieto e hijo de Amaia y James. Aunque casi todos
están convencidos de la muerte de la anciana. El teniente Padua de la Guardia
Civil ha detenido la búsqueda, que ha alargado todo lo que ha podido por la
simpatía y admiración que siente por la inspectora Salazar. Y tanto el
inspector Iriarte como el juez Javier Markina ya la dan por muerta. También lo
hace la familia: Flora, Ros, James… pero no Amaia. Ella está segura de que
Rosario ha sobrevivido, puede sentirla todavía a través del miedo.
Sin
embargo, los casos continúan llegando a la comisaría de la Policía Foral. Y al
equipo formado por la inspectora Salazar y los subinspectores Etxaide, Zabalza
y Montes le encargan la investigación de un nuevo crimen. Una niña, aún un
bebé, aparece asesinada y, aunque el informe del médico lo achacó en un
principio a muerte súbita o de cuna, pronto comienzan a aparecer evidencias que
hacen sospechar de algo mucho más profundo e, incluso, grave que la ejecución
de una pobre niña.
Un caso
difícil y una investigación atractiva para el lector. Pero no es ahí donde
reside principalmente la fuerza de estas obras, sino que comparten mucho peso
con los personajes, algunos ya viejos conocidos.
Y sobre
estos hay que decir que si en las anteriores novelas veíamos una clara división
entre las fuerzas femeninas y las masculinas, predominantes éstas en el mundo
del hogar y del trabajo respectivamente, ahora los límites entre ambas facetas
de la vida de Amaia se difuminan hasta hacer palidecer la presencia de sus
hermanas y su tía en favor del grupo conformado por los hombres, en el ámbito
profesional y personal.
De
hecho, para quienes hayan “interiorizado” al personaje de la inspectora
Salazar, sintiendo ya que la conocen, quizás piensen durante parte de Ofrenda a la tormenta que éste como tal
ha sido “secuestrado”. Y ahí quedan esas comillas.
En
cuanto a su relación con James, su marido, vuelve a complicarse y su situación
se agrava por la profundidad de los problemas que van arrastrando. Eso sí,
James continúa siendo y estando demasiado bueno. Pero… regresa el juez Javier
Markina, al que pensábamos haber dejado atrás, después del incidente en el que
Amaia siente que él se avergüenza de ella por ir de uniforme —el rojo de la
Policía Foral de Navarra— y se le presenta una especie de epifanía o momento de
revelación de por qué nunca podría estar con un hombre así.
Y algo
parecido sucede, en general, con el resto de personajes. Incluso se podría
decir que sufren una suerte de involución con respecto al segundo libro.
Zabalza vuelve a sus anteriores críticas y roces silenciosos con Amaia, su
superior. El subinspector sigue sin reconocerla como líder y, de forma
sorprendente, hasta Iriarte comparte ese punto de vista negativo sobre las
actuaciones de la inspectora. La diferencia entre ambos es que Zabalza necesita
resolver su situación sentimental y asumirse como es, mientras que lo que
irrita a Iriarte es el constante desafío de Amaia ante las normas —establecidas
o implícitas— y el poco compañerismo que demuestra en esta entrega.
Fermín
Montes, sin embargo, permanece fiel a ella, a quien ya ha reconocido como superior
en ese campo. Aunque también sufrirá una vuelta a las andadas que no gustará
nada a Amaia.
Y Jonan
Etxaide, personaje que desde el principio gustó a muchos lectores, con sus
aportes de información no tediosos, sus conocimientos de historia y sus brillantes
observaciones y percepciones, se presenta difuminado en la primera parte de la
obra, hasta convertirlo casi en un figurante para ceder protagonismo a otros.
Uno de ellos, por ejemplo, es Javier Markina, más seductor que nunca. El juez
irá tras Amaia con la convicción de quien está acostumbrado a salirse siempre
con la suya.
Otra figura
entrañable es la tía Engrasi —personaje basado en Maritxu Guller, la bruja buena de Ulía,
según ha reconocido la propia Dolores Redondo—, que aparece para intentar que
su sobrina haga pie en tierra, para ofrecerle algo de perspectiva y prevenirla
sobre los peligros de enfrentarse a ciertas fuerzas desconocidas, porque hay
puertas que es mejor mantener cerradas para evitar que se escapen los monstruos
que se ocultan en la oscuridad.
Y sí,
por fin se descubren los secretos de Flora. Al menos, su extraña relación con
Anne Arbizu, una de las víctimas del asesino conocido como el basajaun. Además, el equilibrio entre
las hermanas, Ros y Flora, empieza a asentarse. Aunque ellas tampoco tienen
demasiado peso en la historia, sino que aparecen al fondo del cuadro, quizás
con Ibai, o de forma puntual.
El
doctor San Martín, Dupree, Johnson, Berasategui y Yáñez, el padre Sarasola, la
enfermera Fina Hidalgo, Inma Herranz y algunos más continúan formando parte de
la historia en Ofrenda a la tormenta,
aunque habrá nuevas incorporaciones.
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Novela gráfica de Ernest Sala, adaptación de El guardián invisible |
Sobre
los escenarios decir que tienen como punto común de encuentro Elizondo, un
pequeño pueblo a orillas del río Baztán, en Navarra. Aunque, como sucedía en El guardián invisible y en Legado en los huesos, el equipo de la
inspectora Salazar se desplaza constantemente por los alrededores y con algún
que otro viaje a media distancia. Así, se incluyen Ainhoa
en Francia, Pamplona, otras localidades navarras y también Madrid.
Sin
embargo, son los cementerios y el Instituto Navarro de Medicina Legal,
concretamente la sala de autopsias, los lugares en que se desarrollan la
mayoría de los acontecimientos. El lector visitará de nuevo el obrador o la
casa de la tía Engrasi y la comisaría, pero las criptas, las tumbas, la mesa de
autopsias… caracterizarán esta novela como la más macabra de las tres y encantará
a aquellos que disfrutan con esta temática, que no son pocos. Aunque lo duro de
esta entrega no es lo que hay físicamente dentro de los cuerpos, lo difícil son
los sentimientos que se esconden en el interior de las personas y la terrible
manera en que se manifiestan.
Sobre
la estructura externa, aunque sea haga breve porque se disfruta bastante y es
adictiva, son 544 páginas divididas en 57 capítulos. Y en cuanto a la
estructura interna se puede decir que hay un hito que marca un antes y un
después de forma obvia. Muy obvia.
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Dolores Redondo, la autora |
Hay que
decir que, como es habitual en ella, leer a Dolores Redondo aporta conocimientos
y cultura, puesto que elabora sus novelas dejando claro el buen trabajo de
investigación previo que ha hecho, tanto de datos históricos como otros más
científicos. Su estilo se basa en un ritmo pausado lleno de acontecimientos
sorprendentes. El lector no ve venir los giros de la trama que, por lo general,
lo dejan boquiabierto. Además, la autora crea una ambientación llena de
oscuridad —pocos días hay de sol y pocas escenas suceden a plena luz del día—
que refleja muy bien lo terrible de los hechos, la negrura psicológica y
espiritual de la manifestación del mal.
Pero,
porque siempre hay algún pero, en ocasiones la autora donostiarra ha incluido
en los diálogos parlamentos algo largos para ser dichos por una única persona
fuera de un aula universitaria, durante una clase magistral, o en una sala de
conferencias. De nuevo, insistir en que nadie como el subinspector Jonan
Etxaide para aportar información de forma natural y entretenida, captando la
atención de los lectores sin esfuerzos. También resultan desconcertantes algunos
pequeños detalles, como el hecho de poner sobre aviso a alguien y luego no solo
extrañarse de la reacción, sino culpar a los demás y que estos reconozcan que
han podido cometer ese error —ahí la protagonista estuvo fina—; o que la seria
y en muchas ocasiones distante —es comprensible— inspectora Amaia Salazar se
llame a sí misma “nena”. Aunque por nada de esto deja de ser un libro que
merece la pena leer y disfrutar.
Algunas de las ediciones en otros idiomas de El guardián invisible:
Das Echo dunkler Tage |
![]() |
Il Guardiano invisibile |
![]() |
Le gardien invisible |
![]() |
O guardiao invisíve |
Y hasta
aquí ha llegado la Trilogía del Baztán. Tres casos, un nexo común entre las tres
novelas y unos personajes muy bien construidos en un entorno mágico creado a
partir de la naturaleza y la mitología autóctona. Da algo de pena despedirse de
ellos, aunque en una entrevista Dolores Redondo no descartó retomar a alguno de
ellos —aquí no se destripa— en futuros libros. Tanto si volvemos a encontrarlos
como si no, estaremos a la espera de la próxima novela de la autora y de las
adaptaciones. ¿Será finalmente Anna Torv quien interprete a Amaia Salazar o buscarán
actores españoles? ¿Quizás alguna cara nueva? Esperemos que sepan mantener el
nivel que han tenido los libros.
Leedla,
@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com
La protagonista estuvo fina en tantas ocasiones que no las puedo ni contar, incluida esa que comentas, que creo que sé cuál es. Sí que en esta entrega parece que la han "secuestrado".
ResponderEliminarRespecto a Markina, me cae muy muy mal y dolió mucho ver cómo volvía a las andadas después de que en el segundo libro pareciera que me lo había quitado de encima.
Todo esto, más otras cosas, hacen que este libro sea el que menos me ha gustado de los tres, pero me alegro de que tú lo hayas disfrutado.
Un saludo.
¡Hola, Irene!
ResponderEliminar¿Qué puedo decirte? Estoy de acuerdo contigo en que el comportamiento de Amaia fue extraño e incongruente en muchas ocasiones, más cuando eso se veía respaldado por el resto de personajes.
Markina fue inexplicable, salvo si le otorgamos ese supuesto poder del que se habla al final para manejar la voluntad y percepción de la protagonista. Pero ya estaríamos entrando en el terreno de la ciencia ficción...
Y vuelvo a coincidir contigo en que éste no ha sido mi favorito de la trilogía, cuando quizás debió ser el más potente de los tres. Aun así, hubo partes que disfruté, aunque en otras me enfadé mucho...
¡Muchas gracias por comentar y compartir tu opinión!