11 septiembre 2014

Forastera

Outlander, la saga de Diana Gabaldón, ha ido cosechando éxitos de ventas durante años y, con ello, una legión de seguidores de la historia de Escocia a través del amor entre Claire Beauchamp y Jamie Fraser. No hace ni un mes, Starz estrenó la serie que tras emitir el primer capítulo fue renovada para una segunda temporada, que se centrará en el siguiente libro, Dragonfly in Amber. Y la semana pasada había confirmación por parte de Movistar TV de su emisión en países de habla hispana. Pero si eso no es suficiente motivo de actualidad, también se une las constantes noticias que llegan estos últimos días sobre el deseo independentista escocés.

Así que, como no podemos quedarnos descolgados y nunca es demasiado tarde, ¿por qué no probar con el primero de los ocho libros, el que comparte nombre con la totalidad de la colección?

Diana Gabaldón comenzó a escribir Forastera en 1988 —aunque no se publicaría hasta 1991— y lo hizo “por probar”. Cuentan que un día, viendo un capítulo de Dr. Who, el personaje de un muchacho escocés le trajo la inspiración y decidió centrar su historia en aquellas tierras. Sin embargo, cuando ya había comenzado a escribir, se dio cuenta de que el personaje femenino pensaba, actuaba y hablaba como una mujer de una época más actual. Así que incluyó un salto en el tiempo para darle una explicación verosímil a esa actitud. Ellos serían luego Jamie y Claire.

Pero el propósito inicial de la autora norteamericana siempre fue escribir una novela histórica. Y, obviamente, lo consiguió. Pero su agente le recomendó incluir una historia de amor con bastante peso en la trama, ya que los resultados de ventas suelen ser mucho más favorecedores —y rentables— para las novelas románticas. ¡Y menudo acierto!

Caitriona Balfe y Sam Heughan interpretan a Claire
Beauchamp y Jamie Fraser en la adaptación
televisiva de Forastera, de la cadena Starz


En 1945, Claire Beauchamp y su marido, Frank Randall, viajan a Inverness. La Segunda Guerra Mundial ha terminado y el joven matrimonio inglés busca reencontrarse como pareja después de pasar varios años separadas por sus trabajos durante el conflicto bélico; ella como enfermera de guerra y él como agente de inteligencia del MI6.

La excusa es buscar los orígenes de la familia Randall, pero el objetivo es que ella se quede embarazada. Por ello, los primeros capítulos de la novela transcurren en una apacible sucesión de encuentros y conversaciones entre Claire y Frank, además de las entrevistas con el padre Wakefield y los largos paseos por el campo en busca de plantas medicinales.

Es durante una de esas caminatas, cuando Claire se acerca a Craigh na Dun —un monumento megalítico— y... salta al pasado. Es decir, mismo lugar, misma mujer, pero doscientos once años antes. Lo que supone una Escocia ocupada por los ingleses, con los clanes highlanders en pie de guerra y, sobre todo, una cultura y un estilo de vida completamente ajenos a ella.

Claire se verá inmersa en costumbres, ritos, supersticiones religiosas y paganas, en una concepción de la vida y las relaciones interpersonales mucho más intensas… con el añadido del peligro constante que supone ser una mujer inglesa entre escoceses en aquella época o una mujer sola entre los soldados ingleses.

Claire cruzará a través de las piedras de Craigh na Dun,
donde hay un portal del tiempo

Ella será la voz narrativa, en primera persona y pasado, de sus peripecias como sanadora, de su batalla interior entre la fidelidad a un marido bueno y amoroso y la pasión descarnada por el joven highlander, Jamie Fraser, y de la impotencia de atestiguar cómo las personas que la han acogido se precipitan hacia el desastre que la historia ya escribió.

Jamie Fraser será, realmente, el personaje masculino protagonista. Aunque la figura de Frank Randall ronde toda la obra, ya sea de forma presente o en recuerdos de la propia Claire, quien le ofrece la “réplica” a ella es el amable e ingenioso escocés, cuyo pasado está lleno de lagunas y secretos.

La estructura externa de la novela se divide en siete partes, cada una con su propio título. Éstas se subdividen en capítulos, cuyo número varía desde trece a uno, a lo largo de 672 páginas. Y, como comentábamos antes, inicia la saga compuesta por: Atrapada en el tiempo (Dragonfly in Amber), Viajera (Voyager), Tambores de otoño (Drums of Autum), La cruz ardiente (The Fiery Cross), Viento y ceniza (A Breath or Snow and Ashes), Ecos del pasado (An Echo in the Bone) y Written in My Own Heart’s Blood.

Forastera, imagen de cubierta de
la edición en español

El estilo que utiliza Diana Gabaldón en este primer volumen es agradable y fluido, lleno de referencias a la historia de Escocia, con expresiones en gaélico —por ejemplo, Jamie la llama cariñosamente mo duinne, mi morena—, explicaciones sobre ritos locales e intensas descripciones sobre el paisaje. Eso, en cierto modo, enriquece la obra y aporta profundidad, pero quien espere encontrarse una novela romántica al uso quizás encuentre que ralentiza el ritmo. Y para otros puede suponer una falta de objetivo narrativo en la trama. Sin embargo, quien se siente a leer teniendo estas ideas claras al respecto, disfrutará de una apasionante historia que mezcla aventuras, amor, humor, ideales y un sabor muy escocés.

La autora estadounidense Diana Gabaldón,
en una firma de libros



Y para complementar esto —o para los vagos, en términos lectores—, Outlander, la serie de Ronald D. Moore, protagonizada por Caitriona Balfe, Sam Heughan y Tobias Menzies.


Pero vosotros leed, ¿eh?

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