27 noviembre 2014

número 63


La historia entre Tessa Young y Hardin Scott escrita por Anna Todd: de fanfiction en Wattpad a éxito de ventas internacional. Conoce más sobre ellos.






Todos le tenemos manía a algún personaje de nuestras series favoritas. Échale un vistazo a los que @rachel__2401 mandaría lejos, muy lejos, de donde no pudieran volver ni por alucinaciones.


Personajes que enviarías a la isla del Dr. Moreau I

Esta semana quería hablar sobre esos personajes de series que aguantamos durante un montón de capítulos, a veces, incluso varias temporadas pero a los que, de buen grado, enviaríamos a la isla del doctor Moreau porque son insufribles. Pero a pesar de todos los que hay, porque son como las meigas, que haberlos haylos, solo se me ocurrían un par de ellos. Así que se lo comenté a @Rachel__2401, una experta en series, para que me aconsejase alguno sobre el que hablar. Su respuesta ha sido un correo electrónico que merece ser incluido como entrada de esta sección en sí mismo. Ya traeré otro día mi selección.

Aquí os lo dejo, con mi agradecimiento a ella, que tendría que colaborar en De serie —le sobran recursos, aunque le falta tiempo— de forma habitual, y un aviso para vosotros, lectores, hay spoilers de tres series: The Walking Dead, Dexter y The Strain. Sí, a mi amiga la doctora le gusta la sangre, pero lo compensa con su sentido del humor.

Leed y contadnos si vosotros tenéis personajes odiados en alguna serie.


“…paso a soltar lo primero que se me ocurra sobre estos especímenes XX que tantos minutos de hastío y somnolencia me/nos han proporcionado.

Aunque mis gustos pueden no coincidir con la masa (no suelen coincidir, de hecho) pero me parece que los que he elegido conseguirían mayoría absoluta en una votación ante el electorado fanático de las series.

Este documento es, exclusivamente, de carácter informativo. No está redactado para el público sino para aportarte datos e impresiones subjetivas. Labor tuya será redactarlo para que el resultado sea correcto… Seré breve.
Lori (Sarah Wayne Callies): alias "la Loli", esposa de Rick, el sheriff de The Walking Dead. Oh, TWD, esa serie en la que los vivos están más muertos que los propios zombies. O, bueno, quizás no, pero dan ganas de que lo estén. Es que son de pesados…

Sarah Wayne Callies, ¿sin caracterizar?

Partiendo de la base de que el 99% de personajes de TWD son de naturaleza aburrida, triste y unos intensitos de mucho cuidado que, entre zombie y zombie, te sueltan unas parrafadas pseudofilosóficas, que te echas a temblar (o a dormir), tan profundas como poco inteligibles sobre la vida, la naturaleza humana, la creación del universo o sobre las sustancias químicas que les ponen a las Pringles para ser tan adictivas, estoy convencida de que el premio Miss Cansina Atlanta Zombie siglo XXI se lo llevaría de calle "la Loli".

Esta chica cree que el marido está muerto (se tira un año en coma, que ya podía haber seguido así... porque vamos, vamos...) y, en medio del apocalipsis zombie, se lía con el compañero-mejor amigo policía, Shane, más buenorro y morboso, dicho sea de paso, que el marido. Forman una nueva familia con Carl, el hijo de Lori y Rick, al que Seth cuida y quiere como si fuera su padre.

Pero oh la lá, el soso de Rick reaparece y se lía parda. La Loli deja tirado a Shane y vuelve con Rick, que entre sentirse usado y pisado como una colilla y las experiencias límite que vive en el violento y sangriento follón apocalíptico, cada vez se vuelve más oscuro (e interesante).

Bien, la esencia del personaje de Lori es el conflicto este. No tiene más relevancia en la serie y da la matraca durante TRES TEMPORADAS. Se dice pronto, pero fue un auténtico calvario aguantarla. Ella, tan lánguida, tan sosa, tan atormentada por haberle sido supuestamente "infiel" al marido CON EL MEJOR AMIGO, tan dubitativa "se lo digo, no se lo digo", con la mirada perdida siempre apuntando al horizonte en espera de una señal.

En definitiva, los pensamientos más típicos que pueden invadir tu mente mientras huyes de hordas de zombies y luchas por tu supervivencia y la de tu familia. Que vale, comprendo que le dé "cosica" pero, hija mía, no está el panorama para comerse la cabeza con ese asunto durante tres temporadas. Que te quiten lo bailao, Lori, a lo hecho pecho, nena, y ahora a matar zombies que es lo que queremos ver.

Y mientras llega o no llega la señal que arroje luz, una respuesta a sus plegarias, ups, "sufre" (no lo sufre) un renuncio y vuelve a acostarse con Seth (que será lo que sea, pero la quiere de verdad). Inmediatamente después se arrepiente, bum, otro palo para Seth y un nuevo remordimiento en la sesera de la Loli. La guinda al pastel la pone el descubrimiento de que está embarazada y, agárrate, NO SABE BIEN DE QUIÉN ES la criatura. Lo que nos faltaba. Apaga y vámonos.

De ahí en adelante se convierte en un alma en pena que vaga sin rumbo y... como siga contando destripo todo (tú pon lo de SPOILERS, no se enfade alguien).
Total, al final, por fin, MUERE (durante el parto, muy telenovelero si exceptuamos que hay que agujerearle la cabeza para que no se transforme, labor de la que se encarga EL HIJO), mientras millones de teleespectadores en todo el mundo nos levantamos y aplaudimos en una ola sin precedentes de extremo a extremo del globo terráqueo.
Sin embargo, la alegría que nos embargaba dura poco porque los guasones de los guionistas tienen la brillante idea de metérnosla durante algunos capítulos más, a través de las ALUCINACIONES de Rick, que pierde la cabeza durante el duelo y la ve por todas partes.

Para cortarse las venas, chica. Menos mal que ya pasó.

Lori: simple, sosa, aburrida, pesada, cansina, hostiable, inaguantable. Así era ella.
Resulta curioso, porque esta misma actriz tenía un personaje de similares características en Prison Break. Era igual de petarda e insufrible la tía, lo cual me hace sospechar que debe de haber mucha parte de ella en los personajes que le dan. Tampoco es buena actriz, así que no sé qué pinta en pantalla. Rancia, más que rancia.

Uy, ¿estos son los guaperas? Sarah, después
de Wentworth, lo tenías difícil, sí

Rita (Julie Benz): la novia-esposa de Dexter (amo a Dexter). Expareja de un delincuente maltratador convicto, madre de dos niños, perfecta ella, tan guapa, tan buena, tan dulce, tan inocente, tan buena madre, tan buena esposa, tan comprensiva, TAN INSOPORTABLE Y CANSINA.

Siempre estaba en medio tocando la moral. Que Dexter tenía que salir a impartir justicia, cargarse y descuartizar a un asqueroso delincuente, allí estaba ella molestando y poniendo inconvenientes. Rita era como un grano en el pompis. Que sí, que Dexter la quería y sufrió mucho con su pérdida. Muy bien. Eso no justifica que hayamos tenido que tragarla CUATRO TEMPORADAS. Tuvo que venir Trinity, un despiadado asesino en serie interpretado magistralmente por John Lithgow , a librarnos del grano. Una faena gorda esta venganza, por el niño más que nada, que sobrevive (menos mal). Pero presencia el asesinato de su madre, la cual es encontrada por nuestro peculiar y adorado héroe protagonista sumergida hasta el cuello en sangre dentro de la bañera, en lo que ha sido el final de temporada más impactante de todos los que tuvo la serie y un punto de inflexión fundamental en la evolución del personaje protagonista y del rumbo de la historia.

¿Esta es Julie Benz? Pues, @rachel__2401,
si la otra era La Loli, ésta podría ser La Merchi
Rita desentonaba con el resto de personajes. No tenía carisma ni gracia ninguna. Supongo que cumplió un papel necesario. Era quien conectaba a Dexter con su faceta humana no psicopática y lo ayudó de manera decisiva a no sucumbir por completo a su "oscuro pasajero", a mantenerlo a raya. Rita y los niños fueron durante mucho tiempo el cordón umbilical que lo mantenía unido a una falsa realidad de cara al escaparate, al mundo de las personas "normales" que viven vidas "normales". Pero también, gracias a ella, fue capaz de descubrir que poseía "sentimientos" y que era capaz de querer a otros que no fueran de su familia de sangre. El amor por Rita y los niños le hizo pensar erróneamente que podía ser como los demás, le dio la estabilidad que necesitaba y le hizo feliz, sin duda.
Vale, un poco de pena sí me dio el asesinato de Rita... Pero el suspiro de alivio fue más intenso y la enmascaró XD.

Sí, se ve que lo ayudaba mucho...


Kelly (Natalie Brown): la exmujer del Dr. Ephraim Goodweather, Eph para los amigos, el protagonista de The Strain (Corey Stoll ). 

Ay, Kelly, Kelly, Kelly, que vas camino de convertirte en otra Loli.
 
A ver, ya me cayó mal desde el principio porque yo soy partidaria de la Dra. Nora Martínez (Mía Maestro) que pega más con Eph (ese hombre atractivo al que le han colocado para este papel un peluquín injustificadamente. No sé si ha sido por exigencias del guión o porque le acompleje su alopecia... Estás estupendo, Corey, no hagas caso a comentarios malintencionados de chicas, superficiales ellas, que sólo se fijan en la altura —Corey es alto, eh—  y el pelo frondoso y, a poder ser, rizado, de los maromos). 
Me desvío del tema...

A ver, Corey S_toll, pero todo lo demás...


Nada, que Kelly era ya muy anodina y "jartible" de humana, con que imagina ahora que ES VAMPIZOMBI. Todos pensábamos que se la iban a cargar y acabar con su sufrimiento cuando tuvieron la oportunidad estando a escasos metros de ella. Y NO.
El Maestro la utiliza para saber dónde están y qué hacen el grupito de protagonistas molones que tiene que salvar a la humanidad de la plaga vampírica, porque los vampizombis de The Strain, una vez convertidos, van en busca de sus seres más queridos para morderlos y transformarlos también. "Love is our grace, love is our downfall", que dijo sabiamente Setrakian, eah, pues eso, nena. 

Natalie Brown, ya os decía en la entrada
de The Strain de hace meses que a ésta
se le iban a deshacer los rizos rápido

Y esta señora TIENE UN HIJO (un encanto de niño, por cierto) al que va a perseguir hasta la saciedad. Es un peligro andante y NO LA MATAN CUANDO TIENEN OCASIÓN. No me fastidies. Que hasta Nora se ve obligada a acabar con su madre infectada. Venga ya. O sea, nos vamos a tener que comer con papas a Kelly ("la Loli2") vete a saber cuántas temporadas. Espero, y tengo esperanzas porque, por fortuna esto es TS y va la cosa que vuela, de que se la carguen pronto.


¿Estáis de acuerdo? ¿A qué personaje mandarías tú a la isla del doctor Moreau?
@rachel__2401
@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com

After: La serie

Anna Todd, una joven tejana también conocida como imaginator1D y @imaginator1xd en Instagram y Twitter, publicó vía Wattpad una fanfiction basada en los componentes del grupo musical One Direction. Y obtuvo tanto éxito que se animó a sacar una segunda y hasta una tercera parte. De hecho, ahora parece que está preparando una cuarta entrega de lo que en las redes sociales han llamado la historia de #HESSA.

Ese mismo éxito ha sido el que ha atraído la atención de las editoriales tradicionales para publicarlo en papel, con algunas modificaciones, y comprar derechos para traducciones a distintos idiomas. De aquí a las películas o series, viendo el número de comentarios, visitas y ventas, hay un pequeño paso.

Pero todavía algunos os preguntaréis qué es eso de Wattpad. Fácil, es una especie de plataforma —con sus correspondientes aplicaciones para móvil y tableta— donde la gente puede leer y publicar historias de forma gratuita. Es decir, los autores pueden ir subiendo fragmentos de sus obras o capítulos, como hizo la propia Anna Todd, y los lectores pueden seguir esas historias poco a poco durante su creación y comentar y votar por ellas, como hicieron millones de usuarios hasta convertir After en todo un fenómeno; o se puede leer también gratuitamente hoy mismo, como he hecho yo al registrarme en Wattpad —gratis— para escribir esta reseña.



En el primer libro de After, los lectores conocieron a su protagonista, Tessa Young, una joven estudiante que se muda a una residencia universitaria para comenzar su primer año en la Universidad de Washington y “deja atrás” a una madre controladora, que ha hecho de ella una mujer responsable pero algo obsesionada con el orden, y a su novio, Noah, un buen chico con el que compartía amistad y algún que otro beso.

Y antes de pasar a hacer una revisión de la historia, comentar que cada libro está estructurado en cien capítulos breves. Aunque en total, en la versión traducida al español, la primera novela suma 576 páginas y la segunda, otras tantas.

Además, la voz narrativa en la primera entrega es la de Tessa, en presente. Y todo está contado desde su punto de vista. Mientras que en el segundo libro, la autora introduce la voz de Harry/Hardin y accedemos al caos mental y la montaña rusa de emociones y pensamientos que tiene él.

Tanto por esta caracterización de los personajes como por las propias características de Anna Todd y el público al que iba dirigida la fanfiction, el estilo es muy fresco, el ritmo es rápido y no dejan de suceder cosas. Aunque éstas no siempre son comprensibles para un tipo de lector que haya olvidado la inestabilidad de los primeros años de juventud, cuando era o todo o nada, sin grises ni matices.

AVISO: Desde aquí, si no has leído After 1 y tienes intención de hacerlo sin spoilers, será mejor que pares de leer esta entrada, porque puedes encontrar detalles que te gustará descubrir por ti mismo.

Indiana Evans es la actriz en la que
Anna Todd se basó para crear al
personaje de Tessa Young

Pero recordemos qué sucedía en esa primera entrega de After. Tessa se traslada a la residencia, con su ropa recatada en la maleta, y para disgusto de su autoritaria madre y del buenazo de Noah, le toca compartir habitación con Steph, una chica con el pelo rojo, el cuerpo lleno de tatuajes y piercings, maquillaje oscuro a granel y el armario repleto de ropa estrecha y rota, según la propia Tessa, algo pordiosera.

Uno de los amigos de Steph, con un look similar al suyo —salvo por lo del maquillaje—, es realmente desagradable con Tessa, a pesar de lo simpáticos y amables que son todos los demás con ella. Steph, incluso, la invita a una fiesta en la casa de una fraternidad el primer fin de semana que pasa allí. Y, aunque no es su ambiente, Tessa acepta y conoce al resto del grupo: Niall, Zayn, Louis —basados en los integrantes de One Direction Niall Horan, Zayn Malik y Louis Tomlinson—, Tristan y Molly. Pero, durante la fiesta, también vuelve a coincidir con el chico alto, moreno, con el pelo rizado, ojos verdes, acento británico, tatuajes y piercings, tan antipático, Harry Styles en la versión original de Anna Todd, inspirado en el cantante de One Direction, o Hardin Scott en las publicaciones editadas para evitar el uso de un nombre y una imagen de alguien real que podría pedir derechos cuando tanto las editoriales como la autora comenzasen a lucrarse económicamente con la historia. Y eso ya no interesa.

Harry Styles, en quien se inspiró Anna Todd para
crear al personaje de Hardin Scott

Pero volviendo a la historia de #HESSA, Tessa continúa yendo a fiestas de la fraternidad, en un intento por integrarse en la vida universitaria, aunque ya ha conocido a Liam —Landon en el libro editado, porque su personaje se inspira en Liam Payne— y en él ha encontrado a un igual que se convertirá en gran amigo y compañero. Y, una de esas noches de situaciones incómodas llenas de consumo de alcohol en cantidades industriales, la convencen para jugar a verdad o atrevimiento. Ella elige verdad, porque el vodka, al que no está acostumbrada, no le ha infundido suficiente valor para hacer un disparate absurdo. Pero, como consecuencia de aceptar responder a una pregunta con la verdad, admite seguir siendo virgen para regodeo de los demás jugadores, especialmente de la odiosa Molly, que demuestra su desinhibición sexual acostándose con cualquiera. De hecho, Tessa es testigo involuntario de ello cuando la encuentra con Hardin/Harry en plena faena por accidente.

Tras esa confesión, el chico malo e irreverente, que solo bebe agua con menta en las fiestas y tiene su habitación de la fraternidad llena de libros clásicos —Jane Austen, Emily Brontë, Leov Tolstoi, etc.—, comienza a interesarse por ella y las discusiones que tienen alcanzan dimensiones épicas. Pero, cuando llega el momento de pasar a las manos, ellos pasan a los besos, las caricias y otras torturas.

Así es como Tessa traiciona a Noah, aunque su parte racional le dice que él sí es el chico —aún tiene 17 años, uno menos que ella— que le conviene, alguien con quien comparte gustos y aficiones. Sin embargo, con Harry/Hardin, tan absolutamente opuesto a ella en apariencia y en carácter —solo tienen en común la literatura y una infancia con un padre alcohólico que los abandonó—, comparte una química y una atracción sexual desconocidas para ella y a las que no puede resistirse.

Pero, mientras Tessa se decide a contárselo a si novio, Harry/Hardin se le adelanta y le exige que se lo confiese todo cuando Noah ha ido a visitarla. Cero tacto, pero ese es el estilo caprichoso y pendenciero de Harry/Hardin, que tras esa ruptura obligada y a pesar de estarle descubriendo con paciencia los placeres del sexo, no reconoce que tener una relación con ella. De hecho, ésta sospecha e, incluso, vuelve a ser testigo de que él continúa viendo a otras mujeres, específicamente a Molly.

Zach Roerig sería Noah Porter

Todo eso, más el histerismo y la desaprobación de su madre, empujan a Tessa a un estado emocional de confusión y desasosiego. No logra comprender qué ha de esperar de Harry, que tan pronto la cuida como se enzarzan en una discusión terrible en privado, pero la ignora olímpicamente en público o, más bien, frente a sus amigos.

Ahí es donde Liam/Landon se convierte en un aliado y le aporta seguridad y una familia en la que refugiarse, que resulta estar compuesta por la madre de Liam, Karen, y su futuro marido, Ken, rector de la universidad y padre ahora rico de Harry.

Denise Richards sería Carol Young


La relación continúa evolucionando en el aspecto físico y a pesar de esas idas y venidas por el extraño comportamiento de Harry, Tessa incluso consigue comenzar a acortar la distancia que existe entre éste y su padre, que no deja de hacerles favores. Como, por ejemplo, el contrato en prácticas remuneradas que le consigue a ella como lectora de originales en Vance, la editorial de un amigo.

Y es con este dinero y con el que gana el propio Harry, supuestamente en otra editorial, con lo que pagan el apartamento donde se van a vivir juntos, casi en secreto, por insistencia de él.

Tessa achaca el comportamiento de su ahora novio a la inseguridad, a la falta de afecto en su vida, y ésta dispuesta a enseñarle a querer, a apartarlo del alcohol, que ha vuelto a consumir de forma abusiva, y a demostrarle que mediante la violencia, a la que él tanto recurre, solo se consigue hacer daño y generar más problemas.

Pero, entonces, se desata la escena final. Tessa está con Steph y Tristan en un bar de moteros al que les gusta ir a comer y allí aparecen Harry, Zayn, Molly y Jace (un tipo mayor que ellos y problemático). Estos dos últimos comienzan a pedirle a Harry que le cuenta la verdad a Tessa. Ella no sabe a qué se refiere, aunque se teme lo peor. Él se niega, incluso empieza a ponerse violento, pero al final se descubre que todos estaban de confabulados en una apuesta. Harry apostó contra varios de ellos bastante dinero a que era capaz de desvirgarla en un plazo de tiempo determinado. Zayn se lo puso difícil, porque quiso competir con él y ser quien se llevase su virginidad, aunque aseguraba que su interés era real y no por la apuesta. Pero Harry fue contándoles a todos cada avance en su misión, los detalles de sus encuentros sexuales con Tessa e, incluso, les mostró las sábanas manchadas de sangre cuando logró su objetivo. Un poco sórdido, sí.

Y, más o menos, ahí terminaba el primer libro.

AVISO: Si todavía no has leído After We Collided o After. En mil pedazos, como la han titulado en español, detente aquí porque lo que sigue contiene spoilers de la historia de #HESSA.

El grupo musical One Direction: Harry, Zayn, Liam, Louis
y Niall, de izquierda a derecha.

After 2 comienza con la base de ese cliffhanger tremendo con el que Anna Todd terminaba la primera parte de su saga, sin saber que se convertiría en una, según atestiguan los comentarios que la autora incluía al finalizar cada capítulo que publicaba en Wattpad. Y no es mal punto de partida, desde luego.

Tessa se ha refugiado en casa de Liam, pero no deja de ser también la casa del padre de Harry, así que él tiene allí la entrada libre. Por lo que, tras una nueva discusión en la que ella no quiere y no puede perdonar, huye también de allí y se queda en un hotel para no volver al apartamento que comparten. Aunque a los pocos días viaja a su adorada Seattle con su jefe, Christian Vance, y algunos compañeros, entre los que está Trevor, que le pone ojitos desde la novela anterior.


Ian Somerhalder sería Trevor Bennet

Mientras tanto, Harry continúa buscándola para que lo perdone. Se siente fatal, aunque no tanto por lo que ha hecho como por que ella lo haya abandonado. Se suponía que lo quería y los demás no importan nada en su relación.

Aclaración: Harry tiene 20 años y Tessa 18, ambos cumplen uno más a lo largo de esta segunda entrega. Pero ese factor atenúa un poco la conducta errática e inmadura de los dos. Las hormonas… el alcohol, la falta de recursos para la gestión de las emociones, las inseguridades generadas por hogares rotos en su infancia y otros hechos traumáticos.

Durante ese fin de semana en Seattle por trabajo, Tessa intenta desconectar y se deja llevar. Ya no es la chica inocente con ropa recatada que llegó a la Universidad de Washington tres meses atrás. Ahora es una mujer enamorada con el corazón roto, pero conoce sus armas y el poder que tiene sobre los hombres. Así que, la noche que van a una discoteca, se viste y maquilla para gustar. Bebe, baila, bebe y besa a un desconocido. Bebe y habla por teléfono con Harry lo suficiente como para que él sepa dónde y con quién está. Aunque los datos del hotel, donde se presenta y sucumbe a los ruegos y maniobras de seducción de una Tessa muy borracha, los consigue gracias a Christian Vance.

A la mañana siguiente todo son arrepentimientos, pero han quedado claras un par de cosas para ambos: ella lo sigue queriendo y continúa deseándolo. No fue capaz de resistir para no dañar a Noah y esta vez tampoco lo ha sido para dejar de herirse a sí misma.

Cuando regresa a casa, Tessa pasa un par de noches más en la habitación del hotel, una de ellas es su cumpleaños. Y Harry tiene el bonito detalle de hacerle llegar un lector electrónico cargado de novelas de las que ellos han hablado o que en algún momento han comentado por algo.

Después de eso y convencida de que él ya estará en Inglaterra para pasar las navidades junto a su madre, Tessa regresa al apartamento para no gastar más dinero y a la espera de encontrar una habitación en la residencia de estudiantes. Sin embargo, Harry le ha pedido a su madre, Anne, que vaya allí porque no quiere alejarse tras la ruptura. De lo que Anne no sabe nada, por lo que a Tessa le toca fingir que continúan juntos cuando la sorprenden acomodándose de nuevo en su casa.

Pero la señora Young, Carol, que conoce la verdad sobre la apuesta, se siente indignada cuando se entera de que su hija ha vuelto a vivir con el macarra de su novio. Así que un día se presenta en el apartamento y grita a los cuatro vientos lo que Harry le hizo a Tessa. Y ésta, que temía por el sufrimiento que pudiera causarle saber lo de la apuesta a su suegra, se queda de piedra cuando Anne se echa a llorar preguntándole a su hijo si ha vuelto a hacerlo. Efectivamente, no era la primera vez que él se divertía jugando y humillando a alguna mujer.

Pero Harry quiere redimirse, asegura que ha cambiado y, para demostrádselo, le escribe una confesión en forma de carta. En ella le cuenta que llegó incluso a grabar a una tal Natalie mientras mantenían relaciones sexuales, para luego enseñárselo a sus amigos y reírse un rato. A uno de sus colegas le gustó la chica y quiso probar también, pero ella se negó. Lo que despertó la ira del tipo y, como venganza, subió el vídeon en el que tenía sexo con Harry a internet. Obviamente, a él no se le veía la cara, pero a ella sí y eso hizo que sus padres la echasen de casa. Fue entonces cuando le pidió ayuda a Harry y éste se negó.

Sí, la pobre Tessa tiene ahí bastante que digerir. No se puede negar que lo suyo es amor, porque vuelve a perdonarlo.

Las navidades se acaban, Anne vuelve a casa, Harry pega a su padre, Tessa lo perdona y justifica… comienza un nuevo semestre en la universidad, Liam y ella tienen un profesor buenorro, Jonah Soto, Zayn continúa sus avances con Tessa…

Anna Todd se imaginaba a Dylan
McDermott como Ken Styles

Y, una vez más, vuelven a discutir. Harry pasa la noche fuera, borracho, sin contestar a las llamadas y mensajes que ella le envía. A mediodía, descubrimos que se ha quedado a dormir en casa de una “follamiga”, aunque le escribe un mensaje a Tessa para decirle que estaba demasiado borracho para conducir hasta casa y se quedó durmiendo en el coche. Sin embargo, cuando esta amiga lo lleva al aparcamiento del bar donde dejó su coche la noche anterior, ven un accidente en la carretera. Es el coche de Tessa y Harry sale disparado, preocupadísimo y aterrado por lo que le haya podido pasar. Solo ha sido una conmoción y algunos cortes, nada que le pueda doler tanto como descubrir que su novio ha pasado la noche con otra mujer y le ha mentido para encubrirlo.

Hay una nueva ruptura, más idas y venidas. Se ven las miserias de Tessa, con la tentación de Zayn presente ante el silencio y la ausencia de Harry. Es más, llega a caer un poquito en los brazos de su amigo. Y también se ven las penurias de Harry, que se marcha a Inglaterra para alejarse, pero allí se cruza con una Natalie feliz y eso le hace reflexionar. Mientras tanto, Liam ejerce de diplomático y su relación con ambos se hace cada día más profunda.

Y, claro, se reconcilian… o casi, porque antes Harry le parte la nariz a Zayn y destruye un montón de material valioso de la universidad. Lo detienen y queda a la espera de ser juzgado por un tribunal universitario con muchas papeletas para ser expulsado, además de los posibles cargos por agresión si Zyan lo denuncia a la policía.

Por otro lado, Tessa ha hablado con Christian Vance para decirle que quiere trasladarse a la nueva filial que van a abrir en Seattle, tras descubrir que a sus espaldas Harry le pidió a éste que no le ofreciera un puesto allí porque quiere que se mude con él a Inglaterra.

Y, mientras ella espera para contarle a Harry lo de Seattle y éste espera su posible expulsión, quedan con Steph para hacerse un tatuaje. Él decide tatuarse en la espalda una cita de Orgullo y prejuicio que Mr. Darcy le dice a Elizabeth Bennet y él quiere recordarle a Tessa:

“I never wish to be parted with you from this day on.” Jane Austen

 “No deseo ser separado de usted desde este día en adelante.”

Pero antes de terminarse, cuando ya parecía que el mayor cliffhanger que Anna Todd dejaba era el traslado a Seattle o a Inglaterra, la posible expulsión de Harry, entonces, la pareja sale de la tienda de tatuajes y… ¡¡se encuentran al padre de Tessa!!


Si habéis llegado hasta aquí y queréis seguir leyendo After We Fell, la tercera parte, porque se hace necesario para vuestra tranquilidad de espíritu averiguar cómo continúa, ya sabéis que podéis hacerlo en Wattpad de forma gratuita. Aunque existe un pequeño inconveniente o aliciente, según se mire, y es que está en inglés. Las erratas o la falta de revisión son sorprendentemente escasas. 

¡Leed!, aunque sean este tipo de cosas.

@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com

20 noviembre 2014

número 62


La séptima temporada está en emisión y es inevitable que surjan preguntas, quizás impulsadas por la curiosidad, sobre por qué suceden ciertas cosas. ¿Te ofreces a responder alguna?





La última novela de Anna Casanovas, otro paso más en la evolución de su estilo narrativo. Esta vez, llega para contarnos la historia de Harry y Victoria, un amor rodeado de intriga y peligro.


Donde empieza todo

Anna Casanovas demuestra una disciplina impresionante con el nivel y la calidad —en mejora constante— que está teniendo su producción, ya de por sí importante sin incluir los títulos que firma bajo pseudónimo.

Hace pocas semanas uno de sus libros, Saltar al vacío, era protagonista en esta sección y hoy vuelve por tercera vez. En esta ocasión, la historia nos la cuenta en Donde empieza todo.

Donde empieza todo de Anna
Casanovas

Donde empieza todo es, como suele suceder con las novelas de Anna Casanovas, no  una continuación de otras historias, sino una parte del puzzle o, más bien, del mosaico que conforman sus series. Ésta “encaja” en Las reglas del juego, tras las ya publicadas Las reglas del juego y Cuando no se olvida. Y, aunque el lector se reencontrará con algunos personajes e incluso verá ciertas situaciones que le resulten conocidas, esta vez la perspectiva le llegará desde otro lado.

Las reglas del juego, imagen de cubierta

Cuando no se olvida, imagen de cubierta

¿La sinopsis? Harrison MacMurray, el misterioso hermano de Kev de Las reglas del juego, resulta ser una suerte de espía informático con muchas incursiones en el trabajo de campo. Supuestamente, es un empleado del gobierno estadounidense, sin embargo, la agencia secreta para la que trabaja no depende directamente de ningún organismo oficial. Y ahora ese grupo de élite ha de investigar las muertes en extrañas circunstancias de dos matemáticos y dos altos mandos del ejército. El único hilo del que pueden tirar es el que conduce hasta el joven gobernador Benedict Holmes y será Harry el enviado para infiltrarse en su equipo como informático.

Una misión peligrosa y con cierto grado de complejidad relativo, hasta que Victoria, la mujer de Benedict, abre la puerta y el mundo de Harrison MacMurray queda patas arriba. A partir de entonces, no solo estará en riesgo su vida, sino mucho más.

Este giro argumental, con investigaciones e incógnitas por descubrir, no es del todo nuevo en las obras de la autora, por ejemplo, ahí está la saga de La hermandad del halcón. Pero lo novedoso es que continúa con esa evolución estilística a la hora de narrar las historias. Esta vez, no solo juega con los cambios de perspectiva en la voz narrativa ni con los tiempos verbales en los que esta va fluyendo, como ya hizo en Doce años y un instante y Saltar al vacío. En Donde empieza todo, además, altera el orden cronológico y rompe con la linealidad clásica, usándola en beneficio de la historia para generar en el lector incertidumbre y la necesidad de continuar leyendo para averiguar qué sucedió, cómo las cosas pudieron acabar así, ir en busca del punto “donde empieza todo”.

Por otra parte, la historia entre Harry y Victoria no es fácil, nunca lo fue. Desde el principio, todo estaba en contra y nunca fueron ni Olivia Pope ni el presidente Grant para enderezar el mundo a su manera. La suya es una historia dura, quizás —subjetivamente— no tan amarga ni intensa como las de los hermanos Nualart, porque esta vez la tensión se reparte entre la trama de la investigación y el amor inconveniente. Pero ya los primeros párrafos dejan claro que no es un paseo por el parque.

Sobre los personajes, decir que el carácter de los protagonistas, quienes conforman el 95% de la obra, es algo por descubrir, porque para entenderlos es necesario conocer sus circunstancias y eso implica adentrarse en la novela. Así que mejor no añadir nada más para no desvelar ni restarle magia.


Y ya de forma personal decir que llevo un mes con esta entrada pendiente desde que leí la novela y ya entonces pensé que Donde empieza todo era una novela de besos. Hoy, tras leer la última y divertida entrada de su blog, he de añadir a eso que acrobacias las justas. Además, quizás de manera inevitable, al leer estos 25 capítulos, he tenido en mente Donde siempre es otoño de Ángeles Ibirika. Sin embargo, y todo desde un punto de vista subjetivo, creo que la evolución de ambas ha sido muy diferente.

Y ya que estaba la cosa subjetiva...
Fijaos cómo imaginan los lectores
al hermano de Harrison, Mac

¡Leed!
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¿Por qué, Castle?

No hablaremos de estrenos esta vez, sino de una serie con encanto propio, sobre todo debido a su carismático protagonista, el escritor de novelas de misterio e investigador Richard Castle.

A estas altuas, ya casi todo el mundo conoce a este playboy reformado. Pero si todavía estás dentro de esa minoría, decirte que te estás perdiendo una serie divertida y ágil, ambientada en las calles de Nueva York, sobre investigaciones. Eso y que te detengas aquí, porque si continúas leyendo, encontrarás más de un spoiler.



A lo largo de estas siete temporadas —Mentes criminales ya va por la décima y Anatomía de Grey por la undécima—, hemos acompañado a los personajes en multitud de situaciones, hasta tal punto que los conocemos mejor que ellos mismos. El desarrollo de la relación entre Castle y Beckett, Alexis ha crecido y se ha convertido en una mujer adulta, las idas y venidas entre Javier Esposito y Lanie Parish, incluso Kevin Ryan se ha casado y ha sido papá.

Quizás, fruto de esa larga relación espectador-personajes-historia, van surgiendo preguntas… sin respuesta, aparentemente. He aquí algunos de esos porqués.

Con la cantidad de millones de dólares que tiene Castle, incluido ese casoplón en los Hamptons, ¿por qué nunca hemos visto nada más de su apartamento que la cocina-salón-despacho-dormitorio, todo en uno?

La chabolilla de Castle

Los años no pasan para todos de la misma manera, eso queda claro en esta serie. Ahí está Alexis, interpretada por Molly C. Queen, que comenzó siendo una niña, por ejemplo. Y, sin embargo, ¿por qué Martha, la madre de Richard, está exactamente igual que el primer día de rodaje? No es que Susan Sullivan (Hombre rico, hombre pobre, Dharma and Greg), cuya dicción dan ganas de ver la serie en versión original para hacerse la ilusión de que se entiende el inglés, esté como estaba cuando interpretaba a Maggie Hartford Gioberti Channing en Falcon Crest, ¡pero casi!

Molly Queen y Susan Sullivan en Castle

¿Por qué, con lo atractivo (e irreverentemente irresistible) que resultaba Nathan Fillion (Mujeres desesperadas, Firefly) en las primeras temporadas, le dejaron que engordase de forma tan salvaje en la quinta hasta el punto de distorsionarle las facciones?

Nathan Fillion en la T1 de Castle... ¡o sea!

Cuando las camisas de Nathan pasaron
a ser sábanas de camas king size

Una imagen vale más que mil palabras.
Ya dos, ni te digo.

¿Por qué Kevin Ryan, a quien interpreta Seamus Dever (Army Wives, Mad Men), suele usar tonos pastel, cuando no le plantan estampados a cuadros o rayas? Una cosa es que sea algo “repeinado” y otra que su gama de colores vaya del salmón al turquesa, con escalas en el rosa palo y el lila.

Esposito y Ryan, personajes divertidos
y ya entrañables también

¿Por qué llaman “sir”, o “señor” en el doblaje a la Capitana Gates, a quien da vida Penny Johnson Jerald (24, October Road)? La mujer es severa, aunque ha demostrado más de una vez tener su corazoncito. Para ejemplo, cuando les da permiso para besarse a Beckett y Castle, admitiendo así conocer su relación, en el capítulo en el que Kate pisa el detonador de una bomba que explota por la diferencia de presión. Es decir, por mucho que la apoden Victoria “Iron” Gates, no es Clint Eastwood en La chaqueta metálica.

Victoria Gates, imponiendo algo de orden en la comisaría

¿Por qué Kate Beckett, interpretada por Stana Katic (The Shield, Héroes), SIEMPRE lleva el pelo tan estupendo y unos zapatos tan divinos de tacones imposibles, pero nunca se tropieza ni cae? Lo primero, quizás, pueda deberse a que cambió de peluquero y de maquillador en la segunda temporada. Pero lo de los zapatos y esas cazadoras y abrigos… ¡no tiene perdón!

Chiquilla... parecía que la peinaba su enemigo


Taconazos, lo más adecuado para correr
detrás de los malos...

Y las chaquetas... sniff...
¿Por qué Lanie, Tamala Jones (Gossip Girl, Booty Call), lleva esas uñas largas y de manicura perfecta si utiliza guantes de látex en su desempeño como médico forense?

Las uñas rojo que te lo cojo de la Doctora
Lanie Parish... por si le queda algún resto
de sangre tras abrir a sus "pacientes" en
canal

¿Por qué Stana Katic no separa la mandíbula? ¿La tiene encajada? ¡Con la cantidad de idiomas que habla! Inglés, francés, croata, bosnio, esloveno, italiano y hasta español.

¿Y por qué, con la voz tan profunda que tiene Nathan Fillion, han elegido al omnipresente hasta el hartazgo Iván Muelas para doblarlo al castellano?

Y si Ryan es don Pastel, ¿por qué Javi “Espo” viste verde oscuro, negro y excepcionalmente blanco? ¿Alguna vez rojo? ¡Con ese tono de piel podría llevar muchos otros colores!

¿Por qué eliminaron esta escena del final de la quinta temporada en la que Castle y Becket por fin estaban juntos y pasaban de los besos a “algo más”? Los fans de Caskett se lo merecían por su fidelidad.




Pero, sobre todo, ¿por qué, con lo absolutamente blanca que es, esta serie sigue encantándonos de esa manera?

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13 noviembre 2014

número 61


La historia de cómo los libros, cuando son los indicados, consiguen un efecto inesperado. No apto para alérgicos a las letras, corren el riesgo de aficionarse.





Steven Bochco, un par de detectives de homicidios, un cadáver y otro más, un tipo odioso que parece intocable pero muy culpable… ¡queremos esta serie en España ya!


La librería de los finales felices

Katarina Bivald pasó de librera en Estocolmo a escritora internacional gracias a la publicación de La librería de los finales felices (Planeta, 2014). Con esta primera obra, traducida a más de quince idiomas, se ha proclamado como una de las autoras jóvenes —nació en 1983— más representativas de lo que se ha dado en llamar el género feel-good, historias cuyo fin es crear en el lector una sensación de agradable armonía, podría decirse que hasta de cierto equilibrio existencial.

La librería de los finales felices de
Katarina Bivald, imagen de cubierta


Sara Lindqvist es una joven sueca que ha estado carteándose durante dos años con Amy Harris, una mujer de Iowa. Pero nada de correos electrónicos, ellas han estado usando papel de carta y sobres, con sellos y direcciones postales. La única vez que se comunican usando la red es cuando se ponen en contacto al principio, porque Amy busca un libro por internet de la librería donde trabaja Sara en Suecia, Josephsson.

Al comienzo, hablan sobre libros y literatura, eso es lo que las ha unido. Pero, poco a poco, sus cartas van incorporando cada vez más fragmentos de su vida y su entorno, de una manera sutil y elegante, sin entrar en detalles escabrosos ni dramas.

Sin embargo, cuando Amy se entera de que a Sara la van a despedir, no puede evitar ofrecerle de nuevo su casa para pasar unas largas vacaciones y conocerse, por fin, en persona. Así que la joven librera acepta —dispuesta a vivir su primera gran aventura— y viaja hasta Broken Wheel, un pueblo compuesto por cuatro calles (Principal, Segunda, Tercera y Jimmie Coogan) y un semáforo que está siempre en rojo, con enormes campos de maíz y unos cuantos robles.


  —Toda una ciudad por descubrir, ¿eh? —dijo Grace.
  Sus enormes brazos volvían a descansar sobre la barra.
  —Una ciudad bonita —respondió Sara sin creerlo.
  —Un agujero de mierda, eso es lo que es. Si yo fuera tú, no me quedaría aquí. —Hizo una pausa dramática—. Huye mientras puedas, es lo único que digo. Nunca he entendido por qué mi abuela decidió quedarse aquí.


La sorpresa llega cuando a Sara, con su maleta cargada de libros y la ropa imprescindible, le comunican que Amy ha fallecido y en su casa se está “celebrando” el funeral.

De esa manera, Sara se encuentra viviendo en un pueblo y con unas personas que no conoce pero de los que sabe unas cuantas cosas, aunque ellos no tengan ni idea. Es, en cierto modo, como aterrizar de pronto dentro de una novela que estabas leyendo. Conoces a los personajes, los escenarios y las historias, aunque te hayas quedado sin narrador y pases a ser tú quien lo experimenta en primera persona.

Sara Lindqvist es tímida y los libros le ofrecen un mundo infinitamente más interesante y auténtico que la vida “real”. De ellos aprende, disfruta y se ayuda para afrontar lo que sucede fuera de las tapas. Y no es que las personas no le interesen, aunque no se le dan demasiado bien —o eso es lo que ella siente—, sino que ha descubierto el inagotable mundo de experiencias y aventuras que, sin correr excesivos riesgos, ofrecen los libros.


  —Así que tú eres Sara —dijo al final.
  No había mucho que decir al respecto, así que la joven se quedó callada. Sin darse cuenta se estaba abrazando al bolsillo de la chaqueta, donde había metido un libro por si acaso. No le parecía acertado sacarlo, pero también resultaba obvio que Tom no tenía ganas de hablar con ella. Las personas eran extrañas, en ese sentido: podían no mostrar ningún interés por una, pero en cuanto sacaba un libro era ella la antipática.
  Al otro lado de la ventanilla volvieron a aparecer los campos de maíz en cuanto salieron del camino que llevaba a casa de Amy. Sara no tenía muy claro si le parecían protectores o amenazantes.
  —A la que le gusta leer.
  Sara se preguntó si aquel hombre era capaz de leerle el pensamiento, pero no se molestó en mirarlo.
  —Llevas un libro escondido en el bolsillo. —Su voz sonó aún más seca, si es que era posible.
  —Las personas son mejores en los libros —murmuró ella con una voz tan baja que pensaba que él no la oiría. Pero cuando lo miró de reojo vio que había tensado las comisuras de la boca—. ¿No te parece? —preguntó a la defensiva.
  —No —respondió él.
  Sara supuso que la mayor parte de la gente opinaría lo mismo.
  —Pero son mucho más divertidas e interesantes, y… —“Amables”, pensó.
  —¿Seguras?
  —Eso también. —A Sara se le escapó una risita.
  Él parecía haber perdido de nuevo el interés tanto por la conversación como por ella.
  —Pero no son reales —señaló, como si con aquello quedara todo zanjado.
  “Reales”. ¿Qué diantre tenía la realidad que la hiciera tan fantástica? Amy estaba muerta, Sara estaba atrapada en aquel coche con un hombre a quien no le caía bien. En los libros podía convertirse en quien quisiera. Podía ser chula, bella, elegante, se le podía ocurrir la réplica perfecta en el momento adecuado, y podía… vivir cosas. Cosas de verdad. Cosas que les pasaban a las personas de verdad.
  En los libros las personas eran elegantes y afables y la vida seguía patrones marcados. Si una persona soñaba con hacer algo, se sabía casi seguro que al final del libro lo conseguiría. Y que encontraría a alguien con quien hacerlo. En la realidad uno podía estar casi seguro de que una persona haría cualquier cosa menos aquello.
  —Están pensadas para ser mejores que en la realidad —dijo ella—. Más grandes, más divertidas, más hermosas, más trágicas, más románticas.
  —O sea, no reales. Definitivamente —apuntilló Tom, de nuevo casi satisfecho.
  Sus ojos titilaron y aquello hizo que las palabras de Sara sonaran como una romántica fantasía de colegiala sobre héroes y heroínas y el amor verdadero.
  —Cuando son reales son más reales que la vida. Si el relato habla de un día a día gris e insignificante, es mucho más gris e insignificante que nuestro propio día a día gris e insignificante.


Amy Harris, por su parte, no es un personaje presente, salvo por las cartas que preceden a algunos de los capítulos. En realidad, la figura de Amy actúa como nexo de unión y, hasta cierto punto, como excusa para dar pie al resto de la historia. Aunque su huella sobre ésta es muy fuerte y se hace sentir.

Tom, Catherine, Grace, George, Jen, Andy, Carl, Claire, Gertrude, Annie May… poco más se puede decir del resto de personajes sin descubrir secretos que a una reseña no le toca revelar. Ellos, sus relaciones con los demás y con el entorno son la verdadera historia. La llegada de Sara y su pasión por los libros —a cada uno le da justo el que le ofrece ese pequeño empujón— supondrán una pausada revolución.

  Caroline volvió a entrar en la librería con la misma contundencia con la que había salido.
  —Vale —dijo tras asegurarse de que la tienda estaba vacía—. Dame uno.
  —¿Un qué?
  —Un libro de esos, evidentemente. —Jamás lograría verbalizar que quería comprar porno gay—. Soy una mujer justa —afirmó con altivez—. Como muy bien has señalado tú, no es correcto juzgar a alguien sin haberlo escuchado. O leído, en este caso. Así que dame uno. —Y luego añadió en tono fatalista—: Después oirás lo que tenga que decir.
  Sara la miró con fijeza, pero al ver que Caroline no daba ninguna señal de cambiar de opinión, se acercó con cuidado a la balda de erótica gay, cogió un libro y, por suerte, lo metió en una funda.
  Caroline asintió con la cabeza y pagó sin hacer ningún comentario más.
  Pero una vez que llegó a casa, no supo qué hacer con él.
  En la tienda, con la tensión del momento, quizá hubiera estado de acuerdo en que era anticristiano juzgar un libro sin haberlo leído, pero cuando se encontró sola en su hogar ya no se sintió tan segura.
  Le entraron sudores fríos al pensar que ella tenía un libro de esos en su casa.


La novela se desarrolla en el peculiar y minúsculo pueblo de Broken Wheel, Iowa, cerca de Hope, su eterno rival. Ambos topónimos parecen ser de lo más descriptivos en cuanto a las características de las localidades: Rueda rota frente a Esperanza. Y es que, mientras Broken Wheel se va cayendo a pedazos, aniquilado por la crisis económica y el abandono de sus habitantes en busca de mejores oportunidades, Hope es el lugar elegido por los políticos para posar en “agradables entornos rurales”. Es decir, lo que muchos llamarían un pueblo “de revista” (aunque no tenga librerías).

Y, como sucede en algunas ocasiones, el entorno casi pasa a tener personalidad propia dentro de la novela. Pero esta vez no es tanto por las características geográficas, sino por lo que alberga, la comunidad de vecinos, las tiendas, la estructura social, etc.

Katarina Bivald, la autora

En cuanto a la división del libro, decir que sus 462 páginas tienen una estructura externa diferenciada por capítulos no demasiado extensos, varias cartas de Amy y un epílogo. Mientras que la estructura interna puede verse reflejada a través del título del primer capítulo, “Libros vs. vida: 1 – 0”, y el del epílogo, que incluye “libros vs. vida:”… y un resultado muy elocuente.

La voz narrativa no es la de Amy ni la de Sara, sino que Katarina Bivald utiliza un narrador omnisciente en tercera persona del plural y en pasado para contar, con un léxico sencillo pero rico y variado, la historia que se esconde bajo La librería de los finales felices. ¿Accesible para todo tipo de público? Sí, incluso aunque hay muchas referencias literarias, porque no es necesario identificarlas todas para comprender la novela. Pero… sí se pierde parte de la complicidad que la autora ha querido compartir con el lector.


  Se quedó sentada en la cama paseando la mirada por ellos con asombro mientras los libros y los colores y la vida y las historias revoloteaban por toda la estancia. Allí estaba Jane Austen, incluida una biografía y una edición con colección epistolar. Todas las hermanas Brontë, aunque parecía haber sentido predilección por Charlotte: Jane Eyre estaba en tres ediciones distintas, y también Vilette y una biografía. Había biografías de presidentes estadounidenses, incluso republicanos, y mamotretos sobre los movimientos por los derechos de la ciudadanía, era una colosal mezcla de poder y oposición.
  Paul Auster, Harriet Beecher Stowe, montones de Joyce Carol Oates y un par de Toni Morrison.
  Una colección de Oscar Wilde, algunos Dickens, ningún Shakespeare. Todos los de Harry Potter, en tapa dura. En el siguiente estante descansaba Annie Proulx, todos los libros que Sara le conocía, y Proulx era una de sus favoritas. Atando cabos estaba tanto en tapa dura como en edición de bolsillo, el resto de los títulos eran todos de bolsillo y estaban muy manoseados: algunos Philip Roth y Suave es la noche de F. Scott Fitzgerald, más toda una colección de novelas de intriga: Dan Brown, John Grisham y Lee Child, un descubrimiento que alegró a Sara casi tanto como Proulx.
  También estaba Christopher Paolini: Eragon, Eldest y Brisingr, y ahí Sara tuvo que hacer un alto y dejarse caer de nuevo sobre la cama.


Un libro que consigue hacer sonreír al lector. Y que, de algún modo, explica el sentimiento o, incluso, la tendencia de algunas personas por la lectura. No necesariamente son intelectuales, culturetas, desapasionados de la vida, aburridos que no ven más allá de las tapas de un libro, ni que hablan del estructuralismo, el existencialismo o el determinismo biológico como algo cotidiano. No, no lo somos.


  Carl era realmente guapo, hasta el punto de rozar lo inverosímil. Parecía sacado de una portada de Ediciones Harlequín. Pero llevaba camiseta blanca en vez de camisa de seda. Aún así, no perdía nada.


A veces, hasta este tipo de personas, gente tranquila como Sara Lindqvist, pueden revolucionar la vida de toda una comunidad. Eso sí, página a página.

¡Y leedme!, aunque sea en las citas

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