26 febrero 2015

El ministerio del tiempo: complicidad cultural

El gran estreno de ficción de TVE, con series consolidadas como Isabel o Los misterios de Laura, ha sido la esperada El ministerio del tiempo. Esta nueva producción se emitió este martes 24 de febrero como clara competidora de Bajo sospecha, en Antena 3. Y el duelo fue intenso, aunque la investigación de la desaparición de Alicia Vega le sacó casi cuatro puntos de share. Quizás por eso, en breve, TVE pasará a emitirla los lunes, ya sin tener que batallar contra la inquebrantable Velvet, que ha finalizado su segunda temporada.


Cartel promocional de El ministerio del tiempo

El ministerio del tiempo está protagonizada por —el omnipresente— Rodolfo Sancho, quien interpreta a Julián Martínez, un enfermero viudo sin ganas de vivir; Aura Garrido en el papel de Amelia Folch, una de las primeras universitarias españolas, y Nacho Fresneda como Alonso Entrerríos, un soldado de los Tercios de Flandes condenado a muerte.

Ellos tres son las nuevas adquisiciones de este peculiar y secreto ministerio, donde trabajarán bajo las órdenes de Salvador Martí, a quien interpreta el grande Jaime Blanch, y junto a Irene Larra y Ernesto Jiménez, es decir, Cayetana Guillén Cuervo y Juan Gea respectivamente.

Pero la clave de esta nueva serie, con toda probabilidad, no vayan a ser los grandes actores que conforman el elenco ni siquiera que por fin Televisión Española se arriesgue con una producción de ciencia ficción, aunque sea ligera, sino la complicidad que busca establecer con el espectador y así mantener su atención y, de vez en cuando, conseguir algunas sonrisas.

En este primer episodio de El ministerio del tiempo, han sido muchos los guiños a la audiencia, algunos de los cuales no todos hemos sido capaces de captar, bien por cuestiones culturales —están muy vinculados a nuestra realidad— o sencillamente porque se escapaban a nuestra perspicacia. Y aquí van algunos de ellos.

Nuestra solidaridad con Julián. Te dicen eso y es para
quedarse con esa misma cara tonto

Tras darle una descripción a un tal Diego, éste presenta un retrato robot de los posibles criminales a Julián y Salvador.

JULIÁN MARTÍNEZ: Son ellos. Son exactamente ellos. Es muy bueno.
SALVADOR MARTÍ: No va a ser bueno, el jodío, es Velázquez.


Si no eres transeúnte habitual de la Gran Vía madrileña,
probablemente no hayas reconocido a estos dos heavies

Hay un francés y un español, que actúa como su compinche, que han saltado desde 1808 hasta 2015 y pululan por Madrid en busca de pistas para hacer que Francia siga ocupando España. En esa búsqueda se paran a preguntarle a la mítica pareja heavy que está en Gran Vía a todas horas.

¡Pobre Amelia! Primero Irene le planta de sopetón y sin venir a
cuento  un beso en toda la boca (y da pie a una de las mejores
frases del capítulo) y luego... el tampón. Lo malo es que cortan
cuando va a explicarle cómo ponérselo...

Amelia llega al ministerio desde la Barcelona de 1880, reclutada por Irene, ya veterana en estos casos.

AMELIA FOLCH: Ay, qué vergüenza, Dios mío.
IRENE LARRA: Tranquila, a mí me pasa lo mismo. En cuanto cambio de época, se me descontrola la regla.


Cabreo e indignación, ¡sí, señor!, el que siente Alonso y no es
para menos. A ver si explican a lo largo de la serie cómo el
pueblo español pasó de ser valiente a estar abotargado

Después de luchar en Flandes, Alonso no se explica la realidad de 2015 ni comprende qué es eso de la Guerra de Independencia Francesa.

ALONSO ENTRERRÍOS: ¿Un imperio como el español luchando por su independencia?
JULIÁN MARTÍNEZ: Hombre, imperio, imperio…
AMELIA FOLCH: Dos siglos después de usted, nos invadió Francia.
ALONSO ENTRERRÍOS: No, no puede ser, el mundo era nuestro. ¿Y ahora somos soberanos o rendimos pleitesía a alguien?
JULIÁN MARTÍNEZ: Sí, al Banco Central Europeo.

Ansiosos por saber qué opinión le han merecido a Alonso las
aventuras de Diego Alatriste

Pero el desconcierto de Alonso no termina ahí, todos lo confunden con un tal Diego Alatriste y en La Casa del Libro de Gran Vía ve varios ejemplares de las novelas de Arturo Pérez Réverte. Es inevitable que se haga con uno de ellos —aunque milagrosamente no salte la alarma— y se lo lleve a su casa en el Madrid de 1569.


Ernesto, interpretado por Juan Gea hace un guiño a la sastrería
Cornejo, que lleva "disfrazando" a montones de personajes
desde 1920

Para su primera misión, Amelia, Alonso y Julián necesitan mimetizarse con el entorno y el personaje de Juan Gea, Ernesto, se encarga de pedir el vestuario.

ERNESTO JIMÉNEZ: ¿Cornejo? Te envío dos hombres y una mujer, ropa de principios del siglo XIX. Avisa también a Antoñita, de peluquería.


Hay varias alusiones a los recortes del Gobierno, los empleados
del ministerio son funcionarios al fin y al cabo. Aunque...
no se ve que hagan oposiciones de ninguna clase, sino que
están "metidos a dedo"

CARRASCO: ¿Pero cómo que nos quitan la extra de Navidad? ¿Pero esto qué es?


Rodolfo Sancho recuerda al personaje que popularizó su padre,
el desaparecido actor Sancho Gracia, en un homenaje
 sencillo y efectivo.


El equipo de novatos ha saltado a 1808 para evitar que el ejército francés reprima el alzamiento del pueblo madrileño y español contra la ocupación, Se supone que van de incógnito, pero el posadero les pide el nombre para registrarse y sucede este homenaje que a todos nos sacó una sonrisa.

JULIÁN MARTÍNEZ: ¿Tiene alojamiento?
POSADERO: Justo me queda una alcoba y un chiscón. La alcoba para usted y su mujer, el chiscón para su criado.
AMELIA FOLCH: De acuerdo.
POSADERO: Necesito sus nombres. Me obligan.
AMELIA FOLCH: Amelia Folch.
ALONSO ENTRERRÍOS: Alonso de Entrerríos.
JULIÁN MARTÍNEZ: Curro Jiménez.


Oye, que... igual y no, ¿eh?

El equipo ha averiguado que en la misma fonda se hospeda Juan Martínez Díaz El empecinado, precursor y estratega clave del alzamiento, y los franceses quieren matarlo.

AMELIA FOLCH: Sé perfectamente quién es usted. Sé que combatió en el Rosellón, que vino del campo, del pueblo de su esposa, que se levantó contra el invasor cuando soldados franceses violaron a una muchacha en el pueblo… que Goya le hizo un retrato.
EL EMPECINADO: ¿Que quién me hizo qué?
JULIAN: Que igual Goya no le ha pintado todavía.

Este es el cuadro del que hablaba Amelia, la
pintura de Goya de Juan Martínez Díaz

Y ya hacia el final, hay otros dos momentos a destacar: uno, ácido y divertido, y el otro... crítico y triste.
 
Y aquí la explicación de las obras eternas en el 12 de octubre

El equipo está de vuelta en casa y se preocupan por la salud del Empecinado, a ver si no va a llegar vivo y a tiempo para salvar España de la invasión francesa.

ALONSO: Señora, ¿os puedo preguntar por la salud del que dicen El Empecinado?
IRENE: Está bien, recuperándose en un hospital.
AMELIA: ¿Y no se da cuenta de que no está en 1808?
IRENE: No, la mitad del tiempo está sedado. Además, hay una zona en el hospital reservada solo para nosotros y nadie sabe lo que pasa allí.
JULIÁN: ¿Y en qué hospital se puede hacer eso sin levantar sospechas?
IRENE: En el 12 de octubre... ¿por qué te crees que siempre hay zonas cerradas por obras?


A ver si recordamos un poquito de historia...

Y justo a continuación de la escena anterior, de hecho, parte de ella es este diálogo entre Alonso y Amelia.

ALONSO: Se va a salvar. Y va a echar a los franceses de suelo español, ¿no es así?
AMELIA: Sí.
ALONSO: Su rey estará orgulloso de él. (SILENCIO) ¿Por qué ponéis esa cara?
AMELIA: Su rey lo mandó ejecutar, a él y a muchos otros que lucharon por España.
ALONSO: ¿En vuestra época aún se lee El cantar del mío Cid
AMELIA: Claro.
ALONSO: Nada ha cambiado desde entonces. ¡Dios, qué buen vasallo si hubiera  buen señor!

Y ahí queda eso, que cada uno interprete lo que quiera.


Desde aquí solo añadir un ¡bien por la ficción española!, que dentro de sus posibilidades —más limitadas por imposición e influencias que por recursos y talento— sigue intentándolo. El público parece que les está dando la oportunidad y en las redes sociales triunfan. Esperemos que no nos defrauden y logren crecerse, que esto vaya en aumento y avance, no se estanque ni decaiga.

@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com

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