De Colleen Hoover ya hablamos en la reseña
de Hopeless. Tocando el cielo
y de la que entonces era inminente publicación en castellano del primer volumen
de la trilogía de Slammed, Amor
en verso (Planeta, 2015) también. Ahora, tras leer esta última, nos
queda la duda de si las otras dos novelas que completan la saga, Point
of Retrait y This Girl, serán traducidas y
publicadas en España. Mientras tanto, se puede decir ya bien claro que esta
prolífica escritora estadounidense, que comenzó autoplublicándose esta novela,
ha conseguido convertirse en una de las autoras de literatura crossover más
populares.
Amor en verso, Slammed #1, de Collen Hoover |
La
historia de Layken Cohen no es la
típica en la que chica conoce chico, ni chico conoce chico, ni chica conoce
chica, ni siquiera la de chica conoce chico #1, chico #2, chico #3… Sí, en la
vida de Layken, Lake, aparece
alguien, Will Cooper, pero eso no es
el nudo sino uno más de los distintos conflictos a los que ha de enfrentarse la
protagonista, y voz narrativa en presente de la historia, para evolucionar
desde sus dieciocho años hacia una madurez que trata de meterse en su día a día
a golpe de tragedia y drama.
“Jamás me llama por mi nombre legítimo.
Mi padre y ella tardaron nueve meses en decidir el nombre que me pondrían: a
ella le gustaba «Layla», por la canción de Eric Clapton, y a mi padre,
«Kennedy», por algún Kennedy.
«No importa cuál de los Kennedy —solía
decir—: ¡me gustan todos!»
Yo tenía casi tres días cuando el
hospital los obligó a tomar una decisión. Aceptaron coger las tres primeras
letras de cada nombre y quedó «Layken»,
aunque ninguno de los dos me llamó nunca así.”
No hace
ni seis meses que su padre falleció y las facturas los ahogan, así que la madre
de Layken, Julia Cohen, lleva a ésta
y a su hermano pequeño Kel desde
Texas hasta Michigan, concretamente a Ypsilanti.
Allí, su pueblo natal, una amiga le ha conseguido un trabajo como enfermera y
con la venta de su antigua casa, esperan poder asumir la adquisición de una
vivienda más modesta. Pero eso no quiere decir que, aunque lo comprenda, a
Layken le haga ninguna gracia abandonar el hogar de su niñez y los recuerdos
con su padre para sumergirse en un entorno nuevo y frío.
Sin
embargo, pronto descubre que existe un gran aliciente en ese cambio: el vecino
de la casa de enfrente, Will. Un chico algo mayor que ella, inteligente, con
sentido del humor, atractivo y, casualmente, hermano mayor de Caulder, el nuevo compañero de
travesuras de Kel.
“Parece un par de años mayor que yo
y es bastante más alto. La mayoría de las chicas dirían que está como un queso,
pero yo no soy como la mayoría. Los chavales agitan los brazos y a él se le
notan los músculos bajo la camisa mientras se esfuerza por mantenerlos
agarrados.
Al contrario de lo que ocurre con
Kel y conmigo, no cabe duda de que ellos dos son hermanos. Dejando aparte la
evidente diferencia de edad, son idénticos. Los dos tienen la piel tersa y
aceitunada, el cabello negro azabache y hasta el mismo corte de pelo muy corto.
Ríe cuando Kel se suelta y empieza a apuñarlarlo con su supuesta espada. Me
mira y, moviendo los labios, dice «Socorro». Entonces caigo en la cuenta de que
me he quedado paralizada con mi pose de zombie.”
En los
pocos días que dura la mudanza, Lake y Will encuentran varios puntos en común,
como por ejemplo la pasión por el grupo musical Avett Brothers —a quienes Colleen Hoover dedica el libro—, e
incluso llegan a salir una noche juntos. En esa cita acuden a un bar, el N9NE Club, donde ella descubre una
faceta de él que marcará el primer punto de inflexión en la historia y estará
presente en toda la novela. De hecho, será lo que dé título a la trilogía, Slammed, con la polisemia que el
término puede aportar.
Se
trata de un concurso de poesía en el que cada uno se sube al escenario para
recitar a su manera algo de su propia creación y eso, al final, se convierte en
un vehículo que Colleen Hoover utiliza para expresar los sentimientos más
íntimos de los personajes de Amor en
verso.
“CERRADO POR SLAM
LOS JUEVES
A PARTIR DE LAS 20:00 H.
ENTRADA LIBRE.
PARTICIPANTES: 3 DÓLARES.”
Y, como
ya se advierte en la sinopsis, la sorpresa que se lleva Layken cuando se
incorpora a las clases de su último año de instituto es bastante desagradable,
puesto que descubre que el señor Cooper, el profesor de Poesía, es su más que
vecino Will.
Desde
ese momento, esa relación se convierte en algo prohibido que, por razones de
peso para ambos y terceros, tendrá que acabar sin siquiera haber terminado de
comenzar. Algo complicado cuando sus hermanos, Kel y Caulder, se pasan el día
juntos, uno en casa del otro, y la tentación vive no arriba, sino enfrente.
Aunque
en el instituto no todo es malo, allí hace amigos; sobre todo, encuentra a una
mejor amiga, Eddie, que también la
sitúa a ella en esa categoría. Y, por primera vez, Layken comprende el
significado de tener el apoyo y el afecto de una amistad sólida.
“…Me siento en un banco y me saco
el teléfono del bolsillo. Nada. Sólo he hablado con Kerris una vez desde que me
he mudado. Era con la que mejor me llevaba en Texas, aunque en realidad su
mejor amiga era otra. Es extraño que tu mejor amiga tenga una mejor amiga mejor
que tú. Yo lo atribuía a que estaba demasiado ocupada para tener una mejor
amiga, pero tal vez se debiera a algo más. Puede que yo no supiera escuchar.
Puede que no supiera compartir.
—¿Te molesta si me quedo contigo?
Alzo la mirada y veo que Eddie toma
asiento en el banco frente al mío.
—Desgracia compartida, menos sentida
—le digo.
—«¿Desgracia?» Y ¿por qué te sientes
desgraciada? Mañana por la noche sales con un chico y yo soy tu mejor amiga
—dice.
Mi mejor amiga. Tal vez. Ojalá.”
Sin
embargo, y los que hayáis leído Hopeless
ya habréis experimentado esa característica propia de las novelas de Hoover,
todavía queda un giro más o menos inesperado que mandará el conflicto anterior
a un segundo plano. Porque los temas de esta novela son ese crecimiento
psicológico, el desarrollo de un sentido de la responsabilidad mayor que el
egoísmo de obtener lo deseado, las aristas de la verdad que se esconde tras la
fachada de una normalidad pulida de cara a la galería, la fuerza del equipo y
la importancia de relativizar hasta la misma existencia.
Amor en verso es, sin duda, otro libro para este verano.
Es más, concretamente, este es lectura de playa con mayúsculas.
¡No os olvidéis del protector solar ni de leer!
@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com
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