Dicen
que en los psiquiátricos ni están todos los que son ni son todos los que están.
Y, de alguna manera, eso podría aplicarse al siguiente intento subjetivo de
proponer algunos tipos de lectores.
Son
muchas las clasificaciones que podemos encontrarnos en internet. De hecho, esta
entrada nace a raíz de la insatisfacción de algunas tuiteras con un artículo
similar de otro sitio web, que estaba bastante bien hecho, por cierto. Pero, al
final, es importante sentirse identificado aunque sea en algunos detalles.
La
cuestión es que no es un tema del todo sencillo de abordar, porque cada persona
es un mundo y el acto de leer tiene un factor personal en mayor o menor medida.
Pero, partiendo de esa base, aquí va el intento.
Los
factores a destacar serán los que moldeen la clasificación, por eso vamos a
elegir los tres que pueden servirnos para hacer las discriminaciones más
notables —los detalles puede añadirlos luego cada uno—, y estos son: tiempo,
espacio y criterio de elección.
El
tiempo referido tanto a la cantidad de horas empleadas como a la franja
horaria: de día, de noche, a cualquier hora, etc. El espacio en el que se suele
leer: en cualquier parte, asociado a un lugar concreto (metro, viajes, salas de
espera, playa…), en la cama, en donde sea pero en soledad para concentrarse, en
el parque, etc. Y el criterio de elección puede ser aleatorio o todo lo
contario, para eso también hay razones.
LIBERTO:
Alguien que, por circunstancias de la vida, tiene la gran suerte de poder
dedicar horas a la lectura como una actividad recreativa porque no tiene nada
más urgente que hacer. Suele leer en un ambiente determinado siempre, quizás
una habitación concreta de la casa e, incluso, hasta un sillón en particular.
VOLUBLE:
Personas que disponen de ciertos ratos libres que deciden dedicar a la lectura.
Acostumbran a tener algunas temáticas como predilectas, aunque no se amilanan
ante otros desafíos; sencillamente, si las primeras páginas no han captado del
todo su atención, lo aparcan y encuentran mil excusas para pasar ese tiempo
realizando otras actividades. Quizás, por temas de conciencia, pueden llegar a
reintentar acabarlo. Aunque no siempre es así.
DEVOTO:
Asiduo lector, salvo cuando le da por pecar y pasar temporadas viviendo ciego
de palabras. Este tipo suele leer casi como el que reza o va a misa. Da igual
la hora, aunque suele elegir una franja horaria amplia donde colocar su sesión
de lectura. Por ejemplo, la tarde, aunque no dedique completamente ésta a eso,
sino parte de ella. Pero tiene asumido que si no es hora de misa, no se reza.
Por lo general, consumen muchas obras, sin importar demasiado la procedencia o
temática, aunque a poder ser que las obras elegidas sean “tendencia”, que no
quiere decir que sean best sellers.
Además, su entorno sabe que lee, se siente orgulloso de hacerlo.
DEPENDIENTE:
Cualquier hora es buena y si durante el día no se ha podido, la noche es larga.
Aunque tanto en horarios como en espacios, tiene preferencias claras. Pero como
prevé que la sesión durará todo lo que le esté permitido, dadas otras
obligaciones, intenta buscar un lugar cómodo donde disfrutar. Asume la lectura
como algo más que un pasatiempo, cree firmemente que es una especie de terapia
para la mente y el espíritu. Siente debilidad por ciertos géneros —nada de quedarse
a un único palo—, pero consigue sacarle siempre algo positivo a casi todos los
libros, por lo que aceptará gran variedad de temáticas y otras, las menos, las
rechazará.
EVENTUAL:
Lector de temporada, ya sea durante las vacaciones, una estancia en otra
ciudad, un trayecto en un viaje, un cambio de horario momentáneo, una necesidad
o por prescripción. Esto hace que la actividad de la lectura no sea algo lo
suficientemente valorado como para sacar tiempo de otras cosas para emplearlo
en ello. Es decir, es una manera de entretenerse como podría ser hacer
crucigramas o sudokus, o bien se debe a la necesidad de conocer o aprender
cierta información. Así que el espacio elegido será el mismo de forma habitual
y las horas irán ligadas a los ratos libres que no pueda llenar con nada más
interesante, bajo su criterio, que hacer. ¿Qué elige? Si no le recomienda nadie
nada, puede optar por la novela más barata que vendan en el Carrefour, a la
espera de que Mercadona incorpore libros a sus estantes. ¡Las revistas son una
opción demasiado cara para leer!
TEMÁTICO:
Un lector que solo consume “de lo suyo”, ya sea en cuestiones de temática o de
formato. Por ejemplo, si le gustan las novelas bélicas, se lo leerá todo todito
todo en este campo. No le des un libro de misterio o de amor, que esos temas ya
se tocan en las otras obras y lo importante es el marco en el que se
desarrolla: la guerra, la que sea o alguna en concreto. Y si lo que les puede
es el formato, ya sea cómic, periódico, revista, divulgación, etc., se convierten
en verdaderos entendidos en el asunto, están al tanto de cada nueva noticia o
cualquier otra novedad. Esto hace que sufran por conseguir los ejemplares
deseados, bien por sufragarlos o por la accesibilidad condicionada al
calendario y la geografía. Pero una vez que los tienen en sus manos, cualquier
lugar es bueno para comenzar a disfrutarlos.
ABSTEMIO:
Individuo alérgico a la palabra escrita, le produce mareos y, en ocasiones,
hasta severas cefaleas que pueden derivar en otras afecciones del organismo en
general. Su límite de tolerancia bordea los valores calóricos de las bolsas de
patatas fritas o los yogures. Ir más allá, quizás con los ingredientes, supone
asumir un riesgo demasiado alto e innecesario. El lugar elegido para leer suele
ser un medio de transporte o el sofá, dependiendo de si lo que lee son carteles
o los pies de foto que suben sus “amigos” al Facebook.
Y aquí
se acaba el desbarre de hoy. Si ni por aproximación, lejanamente, un poquito
aunque sea, os sentís identificado con ninguno de estos ejemplos, lo más
probable es que tengáis razón, ¡hay tantos otros tipos! Nos gustaría saber
vuestras costumbres, sitios favoritos para leer, elecciones sobre las obras… y
con qué nombre bautizaríais esa categoría.
Seguid leyendo,
@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com
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