26 junio 2014

La última noche en Tremore Beach

Mikel Santiago se estrena con esta primera novela. El autor, nacido en Vizcaya, ha conseguido muy buenas críticas y algunos han llegado a compararlo incluso con Stephen King, John Connolly o Jöel Dicker. Y la verdad, aunque habrá disidentes, no es para menos. Veamos por qué.

La última noche en Tremore Beach,
imagen de cubierta


Peter Harper es un reconocido compositor que está atravesando un mal momento creativo y personal. Ha ido a “refugiarse” del mundo a una casita de la costa irlandesa, Tremore Beach, cerca del pequeño y tranquilo pueblo de Clenhburran.

Una noche, en la que esperan un fuerte temporal que tiene soliviantada a la mayor parte de la población, Peter está invitado a cenar en casa de sus vecinos más próximos, Leo y Marie Kogan, pero poco antes de salir escucha una voz que le advierte que no salga ese día…

El protagonista de la historia, además de narrador en pasado, es Peter Harper, un tipo por quien el lector puede sentir simpatía fácilmente: solo, con el corazón roto, frustrado, agobiado, perdido… pero no acabado, ni mucho menos. No produce lástima, sino que despierta empatía y comprensión. Y parece una persona de fiar, igual que sus vecinos y amigos, los Kogan. Leo y Marie son un matrimonio de unos sesenta años, en buena forma, económicamente acomodados, naturales y educados. E igual sucede con Judie Gallagher, la joven “amiga con derechos” de Peter y dueña de la tienda multiventa de Clenhburran. En realidad, todos allí son amables y simpáticos con él, incluso algunos se exceden, como la encargada del correo Teresa Malone o la señora O’Rourke. Así que ¿quién puede sospechar nada de nadie?

La nota menos agradable la marca Clem, ex mujer de Peter, y su nueva pareja, Niels Verdonk, cuya relación le ha supuesto al protagonista el fin de una etapa, de una vida. De ella ahora le quedan dos niños, Beatrice y Jip, quienes ayudan a Mikel Santiago a humanizarlo más si cabe. Puesto que la relación que Peter tiene con su padre y la que tuvo con su madre ya demuestran la importancia que tiene para este irlandés el vínculo familiar.

Clenhburran, en principio, no existe, pero Donegal sí y
ésta es una imagen de su costa

Y llegado el momento de comentar algo sobre los escenarios, como sucede en muchas novelas, el entorno pasa a ser un personaje más, no en vano Tremore Beach ya aparece en el título. Pero no es solamente la casa, sino el pueblo que Mikel Santiago ha creado, Clenhburran, con sus gentes, su cine de verano y los parroquianos del Fagan’s que le dan color local a la historia. Es también Irlanda en sus diferencias, Belfast y su convicción científica —falta de creencia— frente a las calles de Dublín, donde está su infancia, la magia de sus recuerdos, su casa y el dolor de su familia.

Por otro lado, en la lejanía de momentos ya pretéritos incluso en el pasado de la narración, está Holanda, donde vivía Peter con Clem, Beatrice y Jip, donde todavía viven ellos. Otro país dividido por las creencias o, más bien, por la forma de creer y no. Pero con una imagen más ordenada, menos sentimental y puede que hasta algo más aséptica que la de Irlanda. Y eso parece reflejarse también en los personajes de La última noche en Tremore Beach (Ediciones B, 2014).

Mikel Santiago

En cuanto a la temática, resaltando  que es una novela que han calificado como perteneciente al género del thriller psicológico, habría que decir que se destaca eso precisamente que mencionábamos unas líneas antes: las creencias. Pero no en lo relativo a las religiones, sino más bien a la decisión que cada uno toma de en qué y en quiénes creer. Además, la relevancia de la familia y los amigos queda por encima de uno mismo, aunque eso suponga precipitarse en el vacío.

Y, como en toda buena novela de intriga, Mikel Santiago ha ido dejando caer miguitas de pan por el camino para que el lector vaya recogiéndolas poco a poco, con ganas de más, para poder averiguar qué es lo que está sucediendo. Así que sí, engancha y mucho, porque, además, la tensión y la angustia van creciendo gradualmente.

Por otra parte, ha recurrido a los detalles, simples pero significativos, para que quien lee pueda aferrarse a ellos una y otra vez, como si fuesen una guía, un cabo de la cuerda que conforma la trama.

Con lo cual, si os gustan este tipo de historias, donde existe un peligro o lo parece y todos los personajes son encantadores ¡o lo parecen!, La última noche en Tremore Beach tiene que pasar a vuestra lista de próximas lecturas ya, porque os va a encantar.

¡Leed!

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1 comentario:

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