En esta
ocasión, no hablaremos sobre un libro convertido en película, sino de una
película que parodia con mucho acierto todo un género literario: la novela
negra.
Un cadáver a los postres o Murder by Death (1976, Moore) nació como una obra del escritor Neil Simon,
que pretendía poner de manifiesto, con mucho sentido del humor, aquellos
tópicos que rodeaban el universo de los libros sobre detectives privados,
investigaciones criminales y demás casuística del género.
Fotograma de la película Un cadáver a los postres |
Para
ello, situó a cinco arquetipos de detectives (y acompañantes) —con sus
representantes literarios cada uno— en una vieja mansión, perdida en algún
recóndito lugar, lleno de bruma y trampas mal disimuladas, en medio de la noche
más cerrada de la historia de la humanidad. Los truenos y la lluvia, al
principio, son solo un truco ingenioso del desconocido anfitrión. Pero luego,
casualmente, se desata la tormenta por medios meteorológicos… ¿o no?
Todos
ellos acuden invitados por Lionel Twain a un fin de semana con “cena y
asesinato”. Aunque no saben bien en qué consistirá ni para qué han sido
llamados, pero aparecen como lo que se consideran, los mejores detectives del
mundo.
Los
primeros en llegar son el detective chino Sidney Wang y su hijo adoptivo
japonés. A Wang lo interpretó Peter Sellers, muy bien caracterizado, y el
personaje literario que satiriza es Charlie Chan. Este detective estadounidense
de origen chino fue creado por Earl Derr Biggers y apareció por primera vez en La casa sin llave (1925). Fue
protagonista de media docena de novelas, el doble de películas y otros tantos
cómics.
A
diferencia de Wang, que solo tiene tres adoptivos, es padre de doce hijos. Pero
comparte con éste sus constantes proverbios, sus errores gramaticales, una
tranquilidad que roza lo pasivo y una peculiar visión del racismo. No se lo
toman a mal cuando es referido a ellos, no se dan por aludidos, pero sí se
consideran libres de hacer este tipo de comentarios a los demás. Pro eso, el
hijo de Sidney Wang es japonés y despreciado por ello.
Peter Sellers como Sidney Wang en el centro |
Tras
ellos, llegan Dick Charleston y su mujer Dora, interpretados, ¡nada más y nada
menos!, por David Niven y Maggie Smith. Este matrimonio encuentra su referente
literario en la pareja formada por Nick y Nora Charles (aquí los nombres son
incluso más parecidos que en el caso anterior y esto se irá repitiendo con los
demás), creación de Dashiell Hammet en El
hombre delgado y personajes habituales en las películas basadas en esta
obra.
Dick y
Nick son hombre de apariencia refinada y origen dudoso, que se dedican a
dilapidar la fortuna de sus esposas en alcohol y otros entretenimientos. Ellas,
Dora y Nora, provienen de buenas familias y han heredado sendos negocios
paternos que sus maridos “administran”. Las dos admiran la labor detectivesca
de estos. Y parece ser que las figuras que inspiraron originalmente a Hammet
fueron él mismo y su amante, Lillian Hellman.
Peter Falk, David Niven y Maggie Smith como Sam Diamond, Dick y Nora Charleston |
Después,
monsieur Milo Perrier y su chófer y secretario personal, Marcel, a quienes
dieron vida James Coco y James Cronwell. Y, de forma inconfundible, su
referente es el detective belga, creado por Agatha Crhistie, Hércules Poirot.
Este
apareció por primera vez en 1929 en el Misterioso
caso de Styles y ha sido protagonista de más de treinta novelas, medio
centenar de relatos cortos e incontables adaptaciones cinematográficas.
Curiosamente,
Agatha Christie se inspiró en otros dos personajes ficticios: Hercule Popeau de
la escritora Marie Belloc Lowndes y monsieur Poirte de Frank Howel Evans.
Tanto
Perrier como Poirot son físicamente similares: bajitos, algo rechonchos, con
alopecia galopante y lucen un bigote muy cuidado. Su forma de hablar, con su
inglés intachable intercalado con expresiones en francés, es también otro rasgo
que tienen en común. Eso y una conducta de lo más atildada, su debilidad por
los placeres culinarios y su devoción por la comodidad y los lujos. Ah, y
Arthur Hastings comparte con Marcel su “pensamiento algo obtuso”.
Elsa Lanchester, James Coco y, de nuevo, Peter Sellers como Jessica Marble, Milo Perrier y Sidney Wang |
A Sam
Diamond y su secretaria, la señorita Skeffinton, les pusieron voz y cuerpo
Peter Falk y Eileen Brennan. Y, de nuevo, un personaje de Dashiell Hammet fue
el objetivo de la sátira de Neil Simon, Sam Spade, protagonista de cuatro
novelas y múltiples adaptaciones a la gran pantalla. La más conocida es El
halcón maltés de John Houston en 1941, donde Humphrey Bogart era el rudo Sam
junto a Mary Astor.
Ambos
Sam son políticamente incorrectos, casi buscando la ofensa, maleducados,
sarcásticos, tipos. Su atuendo es similar: gabardina, sombrero de ala ancha y
un cigarro perenne en los labios.
Y
finalizan el grupo de los mejores detectives del mundo la señorita Jessica
Marbles y su enfermera, es decir, Elsa Lanchester y Estelle Winwood. Ante
ellas, el espector no dudará y reconocerá rápidamente a Mis Jane Marple,
personaje de Agatha Christie protagonista de trece de sus novelas.
Jessica
Marbles y Jane Marple son dos afables solteronas, simpáticas, optimistas, algo
ingenuas, descuidadas físicamente y muy curiosas.
Elsa Lanchester, Truman Capote y Estelle Winwood |
Además,
hay otros tres personajes muy prometedores: el mayordomo Benson (Alec
Guinness), la cocinera (Nancy Walker) y el anfitrión Lionel Twain (Truman
Capote).
Y sí,
la guinda del pastel podría ser eso, la presencia de Truman Capote. Es decir, un escritor que,
precisamente, quiso relatar un crimen real dejando de lado la parte novelesca e
intentando recrear casi un documental de los hechos en su obra A sangre fría (1967).
En
conclusión, una película muy divertida, con diálogos desternillantes y con una
crítica nada soterrada, pero muy simpática, sobre los pequeños secretillos y
debilidades que esconden todos estos personajes que se convirtieron en héroes
por su ingenio hace muchos años y que, a día de hoy, incluso cuatro décadas
después del estreno de Un cadáver a
los postres, siguen formando parte de la cultura detectivesca popular. Están
entre los mejores detectives de la novela negra y del cine y son referencia para
todos los demás.
¿Cuáles
son esos “secretillos” a voces? Ah, para eso os toca ver Un cadáver a los postres.
Mientras,
seguid leyendo,
@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com
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