Laura
Lippman es una autora estadounidense de novelas de suspense y detectivescas,
con varios títulos publicados y reconocida con premios del género policíaco (Agatha,
Anthony, Edgar, Nero, Gumshoe y Shamus). En español tiene Colgando de un hilo (2007), Un
asesino en Butchers Hill (2008), Lo
que los muertos saben (2009) y ahora
llega con Cuando me haya ido
(Ediciones B, 2014).
Cuando me haya ido de Laura Lippman, imagen de cubierta |
Un
policía retirado, Sandy Sánchez,
colabora con la oficina del Fiscal de Baltimore en antiguos casos sin resolver.
Un día de marzo de 2012, Sandy abre
un expediente de la montaña que se apila en su despacho y la foto de una mujer
—sus ojos y su sonrisa— hace que encontrar a su asesino sea la siguiente misión
del detective.
Se
trata de Julie Saxony, antigua bailarina erótica conocida como Juliet Romeo y
amante de un famoso fugitivo de la ley, Felix Brewer. Pero han pasado muchos
años y las únicas vías para conocer las circunstancias de la muerte de Julie son
estudiar el expediente de forma minuciosa y volver a hablar con aquellos que la
conocieron o que, de alguna manera, pudieron haber deseado que ella muriese.
Es así
como Laura Lippman introduce al lector en una historia llena de saltos en el
tiempo que abarcan desde 1959 hasta 2012, desde el momento en que el
carismático Felix Brewer conoce a la que será su mujer, Bambie, hasta que el caso puede darse por cerrado y archivado.
Aunque habría que anticipar que ese crimen tan solo será una suerte de excusa
para dibujar el entramado de relaciones y sentimientos que rodearon el suceso,
donde realmente reside la fuerza de la novela.
La
figura de Felix Brewer es un eje invisible sobre el que se sustentan las
verdaderas protagonistas de la novela, si es que se acepta ese puesto de forma
coral; mientras que el personaje de Roberto Sandy
Sánchez y su investigación son el vehículo para las historias de ellas, las
mujeres vinculadas a Felix en primer o segundo grado: Bambie (su mujer), Linda, Rachel,
Michelle (sus tres hijas), Julie (la amante), Andrea (la hermana resentida de
la amante), Susie (amiga de Julie y amante a su vez de un socio), Lorraine
(amiga de su mujer, casada con otro socio), Sidney (hija de Lorraine), Harriet
(tía de Bambie)… Y también las del
detective Sánchez: Mary, Nabby, Nancy, Tess…
Y no es que no haya personajes masculinos, que los hay y son
claves, aunque en menor número. Sin embargo, su presencia no es lo que crea el poder
de la trama, son ellas con su amor, sus envidias e inseguridades, con sus
celos, instintos y deseos, con las relaciones que establecen entre sí y la
forma en que se protegen las unas a las otras quienes cargan con el peso de la
obra. Podría decirse sin temor que es una novela con retratos de mujeres de
distintas edades y generaciones, judías y no, guapas y atractivas o no tanto,
con dinero y sin él. Todas diferentes pero en busca de lo mismo.
Cuando me haya ido
(Ediciones B, 2014) no es una novela negra al uso, probablemente, ni siquiera
se la pueda encuadrar en ese género. El ambiente más sórdido que puede
encontrar el lector es la mención al club de striptease que posee Felix Bewer y donde trabaja Julie. No hay
matones, ni violencia, ni pistolas… y la sangre solo aparece como un rastro en
el informe de pruebas. Tampoco hay buenos y malos, hay culpables de
determinadas cosas. Por eso, a pesar del crimen, es más una novela de
personajes y psicológica.
El narrador es omnisciente en todo momento, una tercera
persona en tiempo pasado. Pero, a veces, su punto de vista se acerca más a un
personaje concreto, normalmente ellas, para conocer su personalidad, sus
motivos, sus actos, sus secretos. Y, así, Laura Lippman consigue convertirlas a
todas en sospechosas potenciales y, por tanto, la percepción del lector irá
variando según el capítulo en el que se encuentre.
Sobre los personajes añadir que, salvo Felix y alguna que
otra excepción, los hombres de Cuando me
haya ido son algo pusilánimes o, sencillamente, faltos de fuerza interior.
Aunque eso no quiere decir que sean inofensivos.
Baltimore, lugar donde transcurren los hechos a lo largo de más de cuarenta años |
La estructura de estas 320 páginas ambientadas en Baltimore se
divide de forma externa en seis capítulos: Abrázame, Bésame, Estreméceme,
Añórame, Cuéntame y Nunca dejes que me vaya. En cuanto a la estructuración
interna, están esos continuos saltos en el tiempo con el regreso constante a la
actualidad en que se narra la historia, es decir, algún mes de 2012.
El estilo es agradable, cómodo de seguir y el léxico
asequible a todos los públicos. La intriga se genera al alterar la cronología y
cambiar la perspectiva de la voz narrativa aunque ésta siga en tercera persona
siempre. Como se mencionaba antes, poco a poco el lector va comprendiendo a
cada personaje; aunque al principio lo haya juzgado de una manera, luego ve sus
motivaciones y miedos. Las apariencias engañan y es algo muy a tener en cuenta
en Cuando me haya ido, porque hay
gente que parece tener suerte a ojos de los demás, de todos los demás, y sin
embargo son terriblemente infelices porque no consiguen acercarse siquiera a lo
que ellos de verdad anhelan. Otros parecen egoístas o crueles, pero lo único
que buscan es proteger a aquellos que más quieren.
De ahí que las temáticas de la novela estén relacionadas con
el ámbito psicológico. La lealtad, los celos, el amor, la ambición, el
aceptarse uno mismo y aceptar a los demás, no rendirse, vivir acorde a las
ilusiones propias y no según los deseos y los juicios ajenos o el qué dirán.
En resumen, quien se acerque a esta obra pensando encontrar
una novela de investigaciones criminales, puede ir cambiando sus expectativas.
Hay tensión e intriga, por supuesto, pero está más enfocada a otra serie de
circunstancias que han rodeado y siguen existiendo en las vidas de estas
mujeres. La desaparición de Julie Saxony, posteriormente confirmada como
asesinato, tan solo es uno de los hilos de la trama que Laura Lippman entreteje
y del que hay que ir tirando con cuidado mientras se lee.
Ahora que las fiestas navideñas han terminado y la mayoría
de la gente ha acabado saturada de reuniones familiares porque siempre surgen
esos temas de los que nunca apetece hablar, es el momento idóneo para regalarse
Cuando me haya ido. Quizás se juzgue
con menos dureza a la familia o a esos viejos amigos de toda la vida, porque a
veces viene bien ponerse en la piel de otros e intentar entender por qué una
madre hace lo que hace y por qué una hermana mantiene ese tipo de relación con
su marido… o no.
¡Leed!
@rpm220981
rpm.devicio@gmail.com
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